Seguidores
domingo, 1 de julio de 2012
ALIMENTACIÓN
Hasta este momento no hemos hecho hincapié sobre el tema de la alimentación más que en conveniencia de la leche materna por cuestiones diversas, unas ligadas a la economía estrictamente y no desdeñables y otras referidas a la trasmisión de salud entre la madre y los pequeños en extensión y en profundidad. La lactancia materna, por tanto, nos viene a garantizar a lo largo del primer año más o menos unos niveles de crianza que podríamos calificar de ideales por lo que tienen de completos y porque, a la vez que se encargan del mantenimiento físico del menor le garantizan al mismo tiempo todo un conjunto de aportes de tipo psicológico di9fíciles de definir por separado.
Somos conscientes de verdaderas corrientes de pensamiento que reclaman la leche materna a demanda durante todo el tiempo que sea posible. La LIGA DE LA LECHE se denomina. Con el máximo respeto a cualquier forma de pensamiento, ¡faltaría más! , consideramos que al cumplir el primer año der vida más o menos un menor debe haber resuelto ya el destete y ser capaz de alimentarse normalmente. Casi todos los alimentos son ya posibles de digerir y los niños perfectamente capacitados para mantener un ritmo y distribución de alimentación casi como el de los adultos. Debemos, por tanto, según nuestro criterio, poner en contacto a los pequeños con todos los alimentos posibles, siempre debidamente preparados y distribuidos en el tiempo, a fin de que vayan aprendiendo a interiorizar los distintos sabores y texturas y a incorporarlos a su vida como elementos beneficiosos.
Repito que la alimentación como cualquier otro logro de la vida es un aprendizaje que se puede adquirir y que los pequeños están perfectamente capacitados para ello siempre que los adultos de referencia así lo entiendan y se preocupen de hacerlo valer de ese modo ofreciéndole comidas variadas en color, sabor y cantidades. Tenemos que ser conscientes de que como la leche materna no hay nada. El propio destete los niños los van a vivir como una pérdida, como un desgarro y afrontarán, por tanto, su relación con los sabores nuevos con rechazo, no tanto porque les gusten o no sino porque son distintos al fluido de su madre y hasta a proceso de relación que la alimentación lleva consigo. Mientras con el pecho materno se trata de una comunión casi absoluta, para comer hay que sentarse en una mesa, independientemente de los adultos y asumir unos sabores y unas texturas variadas.
No es extraño, por tanto, que los pequeños ofrezcan signos de rechazo que, aunque nos lo puedan parecer, no son más que señales de extrañeza por lo nuevo y por lo distinto a lo conocido hasta el momento. No están fundamentados en criterios formados de antemano, cosa que no es posible, sino en señales primarias ante lo nuevo. A partir de que nosotros seamos conscientes de que esto es así y forma parte de la normalidad, será nuestro trabajo y nuestra función hacer que se enfrenten a estas sensaciones nuevas con nuestro beneplácito y con nuestro ánimo positivo para que puedan aprender que el dominio y la incorporación de esos alimentos a su vida es un hecho positivo, no contrario a la alimentación materna, pero sí diferenciado y relacionado directamente con el crecimiento y con su propia capacidad de elegir y de abastecerse por sí mismo.
Estoy seguro que tendremos que seguir ahondando en este asunto de la alimentación porque se trata de un elemento vital en el desarrollo y desde luego, mucho más que la simple ingesta de alimentos para resolver las necesidades alimenticias. Esas hay que resolverlas sin duda, pero a través de una adecuada educación en este asunto hay que conseguir que los pequeños vean el mundo como algo amigo que los acoge y los protege también como una madre.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Lo has sabido tratar y enfocar de un modo magistral !
ResponderEliminarUn gran saludo
Mark de Zabaleta
También las madres, hoy por hoy protagonistas y dueñas de su leche, ¡indiscutible!, tienen algo que decir, que no sea establecer principios.
ResponderEliminarComo realidad, están (estamos)las furibundas 'Províaláctea', de gran implantación al menos por este territorio que bien conozco.
Y están (estamos) las que, desgraciadamente, se ven obligadas a renunciar a la lactancia NATURAL PERSONAL.
Y aún están (estamos) las que de la manera más normal del mundo alternan, complementan y compaginan ambas posturas. Y tan ricamente, los /las tetones/as saborean a placer la leche de la teta y las papillas caseras. (La dentición también anda en juego)
A todos ellos, ¡bon apétit!
Tu escrito está bien trazado, por cierto.
Besos abrazos
Querido maestro creo aportar una idea terrible en cuanto a la alimentación de los peques y es que muchas madres con la no teta prematura crean mas niños "non natus", ya que según sus propias palabras, no se detienen en enseñar el dominio y la incorporación de esos alimentos a su vida como un hecho positivo, no contrario a la alimentación materna, pero sí relacionado con el desarrollo de su propia capacidad de elegir y de abastecerse por sí mismos.
ResponderEliminarQue hermosa frase hacer que los niños vean al mundo como una madre que los acoge y protege.
ResponderEliminarYo soy partidaria de que en el primer año se les dé alimentación materna.
Pero hoy día muchas mujeres no pueden porque trabajan.
Feliz semana que empieza mañana, Montserrat