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domingo, 4 de diciembre de 2011

ESTIMULACIÓN

En algún otro lugar de esta serie hemos hablado del drama de la falta de estímulo a los menores y de cómo eso sí que se puede considerar la verdadera muerte aunque el cuerpo se encuentre con vida. Se han vivido y se viven a diario experiencias que avalan esta terrible afirmación. También hemos puesto de manifiesto la situación de los refugiados que huyen de Somalia y de cómo las madres han de vivir la experiencia de abandonar a alguno der sus hijos en el camino para que muera con la idea de intentar que se salven el resto. Hay cosas que no nos gusta oir, ni ver, ni conocer siquiera, pero eso no quita que estén pasando hoy mismo y que estén, por tanto, de palpitante actualidad, a veces al lado nuestro y desde luego a unos cientos o miles de kilómetros de nosotros.


Pero del mismo modo que ponemos el ejemplo de la falta de motivación como una especie de muerte en vida, podemos poner la sobreestimulación como un mal del primer mundo, ese en que parece que cada nuevo nacimiento es una especie de mirlo blanco al que no puede faltarle para su desarrollo ni el más mínimo detalle, del que todos los miembros de la familia han de estar completamente arrebatados porque se trata de un tesoro que ha llegado a la casa y que todo se lo merece por su bella cara. Necesita todos los cuidados del mundo y hay que ofrecérselos para evitar todo lo que pueda oler a frustración o al peligro que ocasionarle el más mínimo trauma de consecuencias incalculables para el futuro. El rey de la casa ha de sentirse entre algodones y con todos los miembros a su servicio porque ha venido a sembrar la falicidad a manos llenas y nos ha colmado a todos con su presencia.


Lo terrible del caso es que tanto el primero como el segundo pueden haber nacido el mismo día y pertenecer a la misma época y puede que hasta a la misma cultura. Apurando un poco podrían ser hasta vecinos. Desde luego completamente vecinos si tomamos como casa de todos este pedrusco del universo inconmensurable que hemos dado en llamar Tierra.


Mas de una vez hablo con mi hija cuando la veo con el esmero que cuida a su perra y con todos los respetos para el animal, y le digo que por qué no adopta a un niño, que srguramente podría sobrevivir con lo que ella se gasta en el cuidado de su animal. Pero es que estamos en una época en e que las casas se están quedando vacías de niños y se están llenando de mascotas. Todo el respeto, insisto, para cualquier mascota. No tengo nada, absolutamente nada contra ellas y me merecen toda la consideración del mundo, pero es verdad que estamos optando más o menos conscientemente y no es precisamente por la supervivencia de la especie. Preferimos tener esclavos con una cuerda al cuello que vérnoslas con personas como nosotros que exigen nuestros cuidados, que pueden hablar como nosotros y que nos pueden pedir cuentas de lo que hacemos con nosotros mismos y con ellos. Hasta aquí hemos sido capaces de llegar hasta el momento. Pero la vida sigue y el futuro no está escrito. Lo mismo podemos mejorar que avanzar en las aberraciones porque para una opción como para otra, el campo está completamente libre y abierto, pendiente en ambos casos de nuestras opciones.

5 comentarios:

  1. hola amigo ,
    siempre tan interesante tu entradas....paso a desarte una hermosa semana .un abrazo grande .

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  2. Hola Antonio:
    Dices que no hay niños.
    Pues las inmigrantes que atiendo cuando no es una otra van con la barriguita llena.
    Quizá de aquí un tiempo y que conste que me parece estupendo, tendremos más negritos y chinitos e indiecitos, que gente de aquí.
    A mi me gustaría que le dieran un hermanito a mi nieta, pero fíjate lo primero que dicen que un hijo cuesta mucho.
    En cuanto a los animales a mi también me gustan mucho, es cuestión de prorratear los gastos.
    Mira estoy a punto de adoptar otro gatito.
    Si vas a mi blog tira para abajo y verás la estancia rápida a Barcelona que hicimos el otro día, puse algunas fotos.
    Que tengas una buena semana.
    Un abrazo, Montserrat

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  3. Un excelente artículo. Siempre aprendo algo nuevo !

    Saludos
    Mark de Zabaleta

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  4. Antonio, es un escrito estupendo, aunque hay que comprender que es difícil cambiar de mentalidad de un día para otro. Creo que es un mal social más que individual y que hay que empezar por evolucionar en sociedad porque si no es tremendamente duro traer hijos al mundo y no poder darles todo lo que desearíamos. Hace años se tenían muchos hijos porque eran un beneficio para la familia, pues en cuanto tenían 13 ó 14 años ya traían un sueldo a casa, pero ahora tienen 30 y aún los estamos manteniendo practicamente.
    A pesar de todo estoy contigo, necesitamos un cambio para que esos nacimientos no sean mirlos blancos.
    Un abrazo inmenso.

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  5. Hola mi amigo ,
    Veo que los temas del nuevo año son siempre interesantes...màs no encuentro la casela de los comentarios es siempre esta??.besitos e buen domingo.

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