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domingo, 4 de septiembre de 2011

PALABRAS


La influencia de las personas mayores cercanas en los pequeños que viven con ellos es determinante. No se puede especificar punto por punto o aspecto por aspecto porque se transmite de manera global y porque no es posible concretar los aspectos concretos en los que se va a manifestar. Unas veces se detecta por simpatía y otras, por ejemplo, por antipatía, o por semejanza o por otras asociaciones difíciles de concretar de antemano.


Lo que tradicionalmente se llama el ejemplo es una de las transmisiones contundentes y sólidas. Los niños muchas veces no asumen lo que se les dice, pero lo que ven que se hace con ellos o cómo se vive a su alrededor, eso sí que tiene gran fuerza y se graba a fuego en sus esquemas de comportamiento. Hasta el punto de que los adultos, para explicar el peso de su ejemplo y para eludir en alguna medida su influencia, han inventado aquello de HACER LO QUE OS DIGA, PERO NO HAGAIS LO QUE YO HAGA.


Sin discutir ni un ápice la importancia de los ejemplos, creo que es importante comunicarse con los menores utilizando las palabras. Con las palabras, que sabemos que tienen un valor relativo, podemos aclarar muchas veces determinados comportamientos que pueden no ser correctamente interpretados. Podemos, sobre todo, explicar nuestros sentimientos y comunicarnos matizadamente, ya que los comportamientos que tienen la enorme fuerza de los hecho, también son comunicaciones globales que pueden precisar los matices y las aclaraciones que ofrecen las palabras para que la comprensión sea más ajustada y precisa.
Al mismo tiempo, la palabra es capaz de crear un campo de entendimiento y de riqueza comunicativa por ejemplo, en la transmisión de la cultura del grupo humano al que se pertenece a través de miles de historias y de cuentos. Todo ese corpus de leyendas y de costumbres pasa a través de la palabra de unas generaciones a otras muchas veces en los ratos muertos, en los momentos previos a dormirse y en general en situaciones de intimidad y de relajación en los que la confianza hace que nuestras alertas descansen y se de paso a la receptividad por parte de unos y a las ganas de transmitir por parte de otros.


En todo el conjunto normativo que ha de pasar de una generación a otra, es verdad que la mejor forma es con el ejemplo, pero al mismo tiempo, si es posible poder explicar el por qué de cada norma, las ventajas e inconvenientes de hacerlo de uno modo concreto y no de otro y estimular las ganas de comunicarse de los pequeños para que sus niveles de comprensión se amplíen y se perfeccionen estaremos contribuyendo a que lo que hemos dado en llamar cultura cumpla su función más noble permitiendo el entendimiento entre personas que pertenecen a mundos distintos porque han nacido cada uno en su tiempo y que, aun así, dispongan de maneras de conocerse y de entenderse.
Las palabras es verdad que son resbaladizas, que pueden tener significados ambiguos según los casos, que pueden ser, incluso, fuentes de conflictos dependiendo siempre de quién y de qué manera sean utilizadas entre las personas, pero no cabe duda que pueder ser al mismo tiempo vehículos insustituíbles de transm,isión cultural y de comprensión entre los seres humanos que seríamos unos verdaderos insensatos si las despreciáramos como elementos esenciales en todo el proceso educativo. Probablemente las palabras no serán suficientes para cubrir la misión educativa entre generaciones, pero sin duda es un valor insustituíble.

8 comentarios:

  1. "haced lo que os diga, pero no lo que yo haga" XDD Totalmente verdad

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  2. La palabras van unidas al tono con que se pronuncian, y ahí radica realmente su intencionalidad, su impronta, la huella que dejan.
    Y por supuesto que la palabra tiene un poder de comunicación y socialización muy importante.

    Me alegra mucho que estés pensando en publicar tus conocimientos como educador.

    Un abrazo
    Mercedes

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  3. Realmente bien descrito. La base de una buena educación debe ser predicar con el ejemplo. Ejemplo cultural, con una prosa que "marque", y ejemplo en comportamiento, que pueda ser mimetizado...

    Un cordial saludo
    Mark de Zabaleta

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  4. Y yo que me alegro que me echaras de menos (solo lo que se aprecia tiene la cualidad de ser añorado). A mi tambien me gusto pasarme a leer tus textos sobre la infancia y no sabes cuanto valoro tus comentarios criticos...

    ( he estado bicheando y creo que me pasare a tu otro blog donde escribes novela, más que nada porque yo tb estoy en ello y así puedo analizar como tú lo haces)

    :) un abrazo

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  5. Hola querido Antonio !

    Que importante son las palabras, la comunicación, lo que se dice,y como se dice :) ahí esta la cuestión.
    Los niños lo captan todo, pero necesitan de las palabras para desarrollarse saludablemente. Creo que es importante hablarles mucho, comentarles cosas, incluso siendo bebes. Nos escucharan y seguramente ( estoy convencida de ello) hablaran antes aquellos niños a los que sus papàs o abuelos o familiares cercanos les hablen mas a menudo, se comuniquen con ellos-
    Esta genial lo que dices y como lo dices :) Muy bueno tu post amigo mío.

    Un fuerte abrazo y un beso

    Aurora

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  6. Estoy contigo paisano, sobre todo en las formas....... buena entrada. Saludos

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  7. Bichito, te puedes pasar al blog que se te antoje. Quiero ir metiendo toda mi producción en blog, de manera que quien se acerque y entre en uno, se encuentre con la puerta abierta para entrar en los demás. De todas formas, siempre serrtá un honor. Un beso

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  8. La palabra... qué maravillosa amalgama gráfica y fonética que aún así necesita de gestos e inflexiones para ser entendida totalmente.
    Nadie mejor que tú sabe que las palabras son únicamente una fase del proceso educativo que tiene que ir, inevitablemente, unida a patrones de comportamiento y hábitos de vida que la dejarían vacía de contenidos sin su correspondencia.
    Regreso del letardo del largo y cálido verano y me meto de lleno en tu magnífico caminar.
    Un beso y mi afecto, Antonio.

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