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domingo, 13 de agosto de 2017

CRUDO


Hemos hablado otras veces de la conveniencia de que los pequeños, pese a pasarse más de dos meses de vacaciones, cosa que nos sigue  pareciendo claramente demasiado, dispongan durante ese tiempo sin reglar de algún tipo de orden en su vida para evitar que los días se los pasen de acá para allá sin encontrar ninguna forma de organización. Hemos llegado a sugerir y ahora insistimos de nuevo,  que  acercarlos a los productos de alimentación puede ser una buena excusa para hacer de su vida veraniega algo más que ver pasar el tiempo sin oficio ni beneficio. El criterio tiene la ventaja de que el proceso de alimentación tiene ocupaciones de interés para todas las horas del día. Desde la visita matinal al supermercado correspondiente o a la frutería de la esquina en la que nos vamos a proveer de los productos que consideremos necesarios para cada día, hasta la elaboración de las comidas que nos van a servir de sustento a la vez que nos ordenan la vida.

Hoy se insiste cada vez más en la conveniencia de alimentarnos con elementos crudos o a través  del mínimo proceso de elaboración con el fundamento de que llegan en mejores condiciones a nuestro proceso digestivo. Este criterio del cual participo por completo hace que todo el mundo de las ensaladas sea prioritario e imprescindible en nuestra alimentación. Hace más de 40 años que pusimos en marcha nuestra experiencia educativa en Granada y desde entonces no hemos dejado de proveer a los pequeños de un plato de ensalada como el primero del variado menú que venimos ofreciendo. Desde un hermoso de tomate pelado y picado con aceite y sal para que los que andan por el primer año vayan gozando del color y del sabor rojo, seguramente llevándoselo a la boca con sus propias manos, hasta los mayores de cinco años que se toman unas ensaladas que son verdaderas enciclopedias de alimentación en colores y en sabores.

Probablemente con este plato, que en todas las familias y sobre todo en verano debería ser el primero e imprescindible, tenemos al alcance de todos en su factura y en su consumición, al menos la mitad del cuadro alimenticio que necesitamos. Quizá falta por aclarar, porque ya estoy viendo algunas caras de escepticismo que no faltan en las personas que no están muy por la labor, hasta dónde alcanzan los niveles de rechazo de los más pequeños a determinados colores, olores y sabores. No les falta razón si de lo que estamos hablando es de experiencias nuevas porque es verdad que las novedades se digieren malamente al tenerlas que tragar sin conocimiento previo. Nuestra experiencia corroborada años tras año y generación tras generación que los alimentos que se van a ofrecer para ser digeridos sean previamente conocidos y manipulados por los pequeños desde el minuto uno acompañando a sus mayores en la tarea de la selección y compra hasta el aderezo y presentación de los platos a la hora de ofrecerlos en la mesa.


No sé si todos tendremos experiencias suficientes como las que estoy sugiriendo como propuesta para ordenar en alguna medida la vida de los más pequeños en los tiempos de veranos más alejados del orden escolar. Si es así, mejor para nosotros. Pero si, como me temo, todo esto que sugiero nos sonara a chino a más de cuatro sería una inmejorable ocasión para que, con el conqui de educar a lo más pequeños, encontremos los demás una  excusa razonable para alimentarnos con criterios más aceptables que los que habitualmente usamos, que muchas veces no nos separamos apenas de la sartén de los fritos en sus diversas variables, que no dijo yo que no estén sabrosos sus resultados en pescados, en carnes o en lo que quiera que sea. Ya sé que nos hemos educado en esa cultura y que es la primera inclinación que se nos viene a la mente, pero sí digo que este estilo de alimentación que propongo puede ser general, educativa  y mucho más digestiva  que la tradicional. ¡Total…, por probar…  ¡

4 comentarios:

  1. Interesantísima tus sugerencias, no solo por el valor educativo en sí mismas sino , además, por lo beneficioso para todo tipo de segmento de población, justamente ahora "en pleno trance" veraniego...
    Eso sí, la única pega o inconveniente es "¿qué hicieron de los tomaticos del Ebro y el Jalón, que no hay modo de comerlos sin pelar"?, jejejej
    Un abrazo

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    1. Seguramente ellos sabrán lo que les echan.Nosotros adoptamos la decisión de pelarlo todo, sobre todo la fruta, porque no nos hemos fiado sobre las verdaderas consecuencias de los productos empleados mientras cuelgan del árbol. Pero creo que cada día más vamos a tener que defender lo crudo por encima de todo. Un beso

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  2. Nos cuesta hasta los más grandes y diría hasta los más viejos. Pero es una aventura que observan los menores. Mis ensaladas son sólo mías e inspiradas en lo crudo. Aprendí de mi nieto a ponerle orégano a los emparedados, y otros detalles. Todos aprendemos de todos.
    Abrazos.

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