Por
estas fechas se acaban de asignar las plazas de los pequeños que a partir de
septiembre se van a convertir en nuevos alumnos menores de 3 años. En marzo ya
se cubrieron todas las de 3 a 6 años, coincidiendo con el resto de los tramos
educativos. Los más pequeños, por lo
visto, no son dignos de que se les trate
como al resto y hasta se establece un tiempo aparte para darles entrada para que a todo el mundo le quede claro que
son personas distintas, con un tratamiento distinto, si bien es cierto que las
normativas que rigen para asignarles una plaza se parecen como dos gotas de
agua, como no podía ser de otra manera. En España la educación obligatoria va
de los 6 a los 16 años. De los 3 a los 6, aunque no es obligatoria, el país
dispone de plazas suficientes para albergar a todo el que lo pida. Sólo de 0 a
3 años hay falta de plazas disponibles y la demanda no puede verse cubierta por
lo que hay que imponer baremos de prioridades y hay pequeños que se quedan a la
espera, si bien depende mucho de las zonas.
Los
que hemos militado para conseguir mejoras educativas hemos aceptado en todo
momento el tramo obligatorio y hemos exigido sólo plazas suficientes para
cubrir la demanda en los tramos menores. Hoy hay plazas suficientes entre los 3 y los 6 años, pero no porque se
hayan construido centros especialmente adaptados para estas edades sino porque
la natalidad ha descendido a niveles alarmantes y con los mismos espacios y con
el mismo personal es posible dar cabida a todo el que lo solicite sin necesidad
de adaptar espacios ni programas más allá de los compromisos personales de los
profesionales que van a asumir las nuevas responsabilidades. Hay zonas en las
que se les dan cabida en centros públicos a menores de 3 años para justificar
con su número la propia existencia de la escuela aunque algunas han tenido que
eliminarse por falta de alumnos en determinadas zonas rurales que sufren el
azote de la emigración y que terminan desapareciendo del mapa sencillamente.
Pues
aun así la administración no es capaz de garantizar una plaza para cada uno de
los pequeños menores de 3 años que la demandan. Una vez más se comprueba que
estas edades tempranas son las hermanas pobres del sistema educativo. No solo
se les colocó en su momento como personas de segunda cuando se definieron los
tramos y sus características sino que encima, puesto que son el último mono del
sistema educativo no pueden tener una plaza garantizada en el caso de que la
necesiten, ni siquiera con el concurso de la iniciativa privada, que si en
todos los tramos tiene una gran importancia, sobre todo la iglesia católica, en
este alberga la mayoría de las plazas disponibles. Pues ni aun así somos
capaces entre todos de responder a la demanda. Se habla muchos de facilitar
servicios a las familias para lograr que tengan, si así lo desean, acceso al
trabajo pero se encuentran con esta realidad cruel de que no tienen donde dejar
a sus hijos y han de ser abuelos y similares los que en muchos casos se hacen
cargo de ellos y cubren las ausencias laborales de los padres, salvo que se
encuentren en paro, cosa que abunda bastante más de lo deseado.
El
drama es muy fuerte porque se trata del segmento más frágil del sistema
educativo y la solución que se le ha ofrecido es tan simple y tan espedita como
sacarlos del sistema, con lo cual, si no hay perro no puede haber rabia. Y las
causas son todavía más vergonzantes porque es sabido que sus necesidades son
tan grandes que se convertirían en las plazas más caras por sus necesidades
físicas y de profesorado para ponerlos en condiciones de igualdad con el resto
del sector educativo. Y en estas estamos sin demasiadas perspectivas en el
futuro inmediato.
Creo que las perspectivas no rolan a mejor sino a peor.
ResponderEliminarAy!
Besos
Pues desgraciadamente parece que llevas razón. Está claro que tenemos que aprender que en democracia no hay nada garantizado sino que todo hay que lograrlo con esfuerzo. Un beso
EliminarCiertamente es preocupante...
ResponderEliminarSaludos
no podemos bajar los brazos, y menos los que venimos detrás de aquellos que habéis creado y luchado tanto
ResponderEliminarEn todos los tiempos, querido Javi, mantener el tipo hubo que sudarlo porque en este mundo abierto no hay nada que esté garantizado. Un abrazo
EliminarAntonio, ¿no te parece que la situación actual se parece en cierto modo a la que vivíamos en los años 70? El sistema educativo no ofrecía ni siquiera la cobertura obligatoria juntando las escuelas privadas (fundamentalmente de la Iglesia) y la pública (de las entonces escuelas nacionales).Fue la tercera vía de las cooperativas de maestros en paro la que vino a ofrecer una solución, que encima resultó ser la más progresista también a nivel educativo.
ResponderEliminarEn estos momentos ya no hay problema de plazas a partir de los tres años, pero ahí tenemos el hueco del 0-3 y suficiente personal debidamente formado y en paro para cubrirlo. ¿Qué es lo que les falta? ¿No es un campo interesante para los emprendedores?
Podría ser. En nuestro sector, el referido a los menores de seis años yo veía la Ley bastante limitada. No puedo olvidar que con cinco años, en determinados centros privados los pequeños tenían que leer hasta 60 palabras por minuto y si no lo superaban tenían que repetir, sí, repetir. Pero en general no era una mala ley. Por allí andaba ya el ínclito Ricardo Díaz Hotlayner que tantos años duró después, que no se despegaba ni con agua caliente y con el que nosotros tuvimos relación por el asunto de la Guardería de la Reina en el Polígono de Cartuja. Un abrazo
EliminarDe la Ley de Villar Palasí siempre se dijo que hubiera sido buena si hubiera ido acompañada de los presupuestos que necesitaba.
EliminarLo de Díez Hochleiner lo incluí cuando escribí la historia del Patronato de Granada.
A mi se me quedaron gravados los exámenes de selección a los cinco años y la posibilidad de tener que repetir si no alcanzaban la cota: leer 60 palabras en un minuto.
EliminarEs un modo más de indicarnos que debemos quedarnos en casa, cuidar de nuestros niños, ¿qué es eso de mandarlos a la escuela y trabajar?
ResponderEliminarAntonio, vamos para atrás y la escasez de medios es solo un modo más de empujarnos.
Un saludo