Seguidores

domingo, 4 de octubre de 2015

APRENDER

      
         Al hacer referencia al otoño, la semana anterior cargaba las tintas a propósito sobre la importancia de que los pequeños manipularan las cosas, refiriéndome a la abundancia de  frutos en esta época del año, para que los aprendizajes cogieran la profundidad debida y se adhirieran al cuerpo de los pequeños para siempre. En la vida las vivencias se acumulan y es imposible mantener todos los impactos importantes con el valor que tuvieron en el momento de producirse. Pero la memoria es sabia y sabe poner cada recuerdo en su lugar. Desplaza a segundos términos un montón de vivencias y deja espacio al presente en la primera línea. Sólo en momentos especiales algún recuerdo se hará presente para mostrarnos lo ya aprendido en el pasado.

         Debo haberlo dicho miles de veces pero no me voy a cansar de hacerlo hoy una vez más. La escuela no debe ser el lugar a donde vayan los pequeños a que se les enseñe nada o casi nada. Los maestros pueden sentir justificado su trabajo cuando han explicado los conocimientos albergados en las distintas lecciones de cualquier libro de texto al uso pero eso no garantiza en absoluto que el aprendizaje se haya producido porque el aprendizaje es un acto individual y voluntario en el que seguramente puede intervenir el maestro, la familia, la calle, la tele y tantos otros agentes de influencia posibles pero que sólo el niño hace que se produzca cuando su actitud se encuentra dispuesta. Podríamos mencionar tantos procesos en la vida que tienen el mismo recorrido… En realidad cualquier situación que signifique trasvase de un individuo a otro requiere el mismo camino. Podemos desgañitarnos con otra persona explicándole cualquier cosa que nos interese contarle pero como la persona que nos escucha no esté dispuesta a entendernos no hay manera de que la explicación se transmita y alcance su destino.

         Parece insólito que conociendo la trasmisión del conocimiento no seamos capaces de salir de ese sin sentido que sistemáticamente choca en el vacío. La escuela debe ser el lugar ideal para que en los pequeños se produzcan los aprendizajes pero en ningún caso el aprendizaje se puede imponer porque no hay nadie que aprenda a la fuerza. Se aprende por voluntad propia y cuando uno quiere. Lo que debe, por tanto, hacer la escuela o cualquiera que desee promover un aprendizaje en quien le escucha es encontrar el modo, el momento o el punto en el que quien escucha desee que lo que le ofrecemos le interese y quiera hacerlo suyo. La enseñanza solo necesita esfuerzo de quien muestra lo que quiere que conozcan los que le escuchan mientras que el aprendizaje es necesariamente un acto individual y voluntario que depende de cada persona en exclusiva y en ningún caso de quien enseña por el hecho de enseñar sino por el impacto o no que lo se enseña motiva a quien lo recibe. Quien enseña debe saber que su lección despertará el deseo de aprender en quien le escucha si logra seducirlo y motivar su voluntad con el contenido de lo que le muestra o con el modo de mostrarlo.

         Es verdad que durante mucho tiempo se ha ejercido la docencia bajo el supuesto de la letra, con sangre entra. Y ha tenido resultados sin duda, muchas veces justamente los contrarios de lo que se pretendían porque el miedo no es precisamente el mejor mecanismo de seducción. Tampoco debe entenderse la seducción como el embaucamiento por el que los maestros provoquen en los menores deseos de satisfacer sus deseos, que de todo hay. Lo suyo, lo honesto es que el profesional sea capaz de ponerse a favor de las capacidades de los alumnos en cada momento de sus vidas, cosa que conoce a través de su formación profesional y provoque en los alumnos el deseo de crecimiento y comunicación usando como vehículo la interacción con los procesos y combinaciones que se encuentran en la naturaleza y que provocan el conocimiento. Teóricamente puede resultar teórico pero en la práctica es la mar de sencillo. No me des pan, ponme donde haya dice un refrán muy sabio y muy elemental. Mucho testimonio personal de los maestros y poca teoría es lo que los pequeños necesitan.  

  

12 comentarios:

  1. Excelente análisis. No se puede imponer la enseñanza bajo el temor....


    Saludos

    ResponderEliminar
  2. Es imposible no leerte con la cabeza asintiendo a cada párrafo, pero si ya es dificil la enseñanza convencional, ¿qué reto no supondrá asumir que el papel del docente es despertar al alumno a la inmensidad de un mundo que quizás no le interese?
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No te creas, querida Pilar, que es tan difícil. No más que cualquier otro testimonio de honestidad y de honradez. Claro que hoy vemos lo difícil que es, sobre todo en cualquier cargo público. Pero no podemos desesperar porque el futuro nos lo demanda. Un beso

      Eliminar
  3. Manuel Ángel Puentes4 de octubre de 2015, 22:36

    Nada que añadir a tu reflexión. Por mucho que los maestros nos esforcemos en enseñar, la capacidad de aprender es exclusivamente individual y no podemos controlar todos los factores que hay en ella. Cuantas más opciones ofrezcamos a nuestros alumnos de enganchar en el aprendizaje, más posibilidades hay de que éste efectivamente se produzca.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No sé por qué alegamos ningún tipo de argumentos científicos si el resultado de la enseñanza es lo menos científico. Supongo que necesitamos justificaciones rápidas y complicidades de los distintos sectores educativos que tampoco tienen ningún interés en comprometerse. Pero la ciencia es machacona y nos dice cada día que los atajos no nos llevan a ningún sitio. Algún día aprenderemos, digo yo. Un abrazo

      Eliminar
  4. **siempre estamos aprendiendo. Es obligación de toda persona.
    O lo que es lo mismo, alguna vez estamos enseñando. Es propósito de una minoría.
    Los docentes, ¿a qué facción nos adherimos?
    abrazo

    ResponderEliminar
  5. Héctor Manuel Gutiérrez7 de octubre de 2015, 0:51

    En términos generales, estoy muy de acuerdo. La educación ha sufrido tremendos cambios en los últimos años. Es de esperarse: los humanos hemos evolucionado a una velocidad increíble, en ocasiones en cosas muy buenas y en otras... no tan buenas. Pongamos por ejemplo la llamada globalización, una nueva forma de producción, reproducción y distribución de productos e ideas, que ha traído bendiciones y maldiciones. Esto lo vemos particularmente en el desarrollo de la instrucción, que sería la parte que nos tocaría a nosotros los docentes. En el sistema educativo de los EE UU, que es donde me he criado, se ha aglomerado una avasallante ola de discursos que inunda el mundo de los llamados medios de comunicación. Pretendiendo buscar una mejor forma de preparar a nuestros niños, en vista de los últimos avances tecnológicos, en esos discursos se promueve enérgicamente el cuestionamiento al contenido de nuestros currículos. En principio, apoyo la idea de que la historia de los hechos tal y como lo cuentan nuestros libros antiguos se analice. Siempre es saludable depurar, agregar nuevas perspectivas, mejorar los textos en busca de la verdad; pero no acepto que me quieran inyectar las ideas de un grupo en particular para al final substituir lo viejo, lo obsoleto, con algo aun más mediocre. Se ha invertido mucho capital en crear, diseñar, producir y vender a instituciones educativas una verdadera avalancha de textos, cursos, talleres, programas para las computadoras, pantallas interactivas, y otras utilidades bellamente diseñadas y eficazmente comercializadas Se ha utilizado fondos que salen del fisco o de corporaciones que buscan invertir sus ganancias al canalizar [o lavar] sus deudas en impuestos. Se han congelado los aumentos de los maestros, a la vez que se le crean más y más demandas burocráticas. Las demandas incluyen el que utilicen los materiales ingeniosamente comprados por los distritos escolares en combinación con las grandes empresas. Se han creado sistemas de gerencia estratégicamente colocados en las medias y altas esferas de los distritos escolares. Esto sigue el propósito de crear y suavizar los requisitos tradicionales, para que un significativo número de individuos sin vocación para la enseñanza y con poca preparación académica, se conviertan en subdirectores y directores en las escuelas públicas y jefes de departamentos en universidades. Es un factor de común conocimiento entre los analistas, que estos nuevos burócratas, desde sus puestos pueden implementar los dictados de una nueva generación de dirigentes, también interesados en ganar dinero, conexiones y reputación, formándose así una risible estructura que, aunque de increíble mediocridad, posee los medios y poderes necesarios para mantener una enorme fábrica de productos humanos donde se manipula descaradamente lo que supuestamente se debe “enseñar” y periódicamente mostrar resultados y estadísticas modificadas mediante exámenes regionales y estatales para así justificar sus altos sueldos y continuar subiendo la escala social.

    He visto desaparecer clases de arte, música, teatro, debate, estudios sociales y otras disciplinas que no se consideran necesarias, para abrazar materias que están mas relacionadas con lo que se avecina: transformación de escuelas en algo muy lejos de ser escuelas, la disminución del personal docente, la metamorfosis de los planteles públicos en instituciones privadas, etc. Como resultado, he podido constatar un cambio en la disposición, entusiasmo y motivación de muchos maestros. También vendrán cosas buenas con el progreso de la tecnología y con la natural tendencia del cerebro humano a expandirse y adquirir nuevas informaciones y aplicaciones. Sólo espero que se logre un balance y no se sacrifique el aprendizaje de nuestros niños y jóvenes por ganar terreno en lo económico. Desde luego, sé que se ha logrado bastante progreso en algunas áreas del globo. Te he querido traer solamente una fracción de lo que está sucediendo en mi entorno y adelanto que mi discurso no es más que una opinión muy personal. Gracias por tus ideas,

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Te agradezco, tu extensa explicación sobre la educación en mi blog y me parece una reflexión con mucho sentido para quien la lea. Lo que yo busco con este bloc COMO NIÑOS es precisamente que se hable de este tema y que nunca quede en el olvido. Un abrazo

      Eliminar
  6. Interesante tu artículo Antonio, en realidad los sigo todos y con sinceridad te digo que en la actualidad existen pocos centros o pocos maestros que no crean en el aprendizaje significativo. Trabajamos por competencias y de ellas creemos que la más importante es APRENDER A APRENDER, se trabaja por proyectos, con todo tipo de material manipulativo que tenga como meta aprender de forma lúdica y atractiva.Existen los llamados grupos interactivos para que entre iguales, heterogéneos, puedan ayudarse siempre con la mirada del adulto. De ahí que se han creado las llamadas "Comunidades de Aprendizaje" con un equipo de voluntariado que participa en los centros, un voluntario para cada grupo y de duración temporalizada puesto que se realizan cambios de actividad en la misma sesión...sería complejo explicar todo.

    ResponderEliminar
  7. Me parece un artículo interesantisimo, este tuyo, Antonio. Nos invita a reflexionar sobre el cómo está constituido el sistema educativo y los beneficios o perjuicios para el alumno. En este caso, se habla de una edad infantil, donde el niño absorve como esponja todo lo que le llega a traves de la vista y el oido. Nadie más capacitado que un niño para recoger todo ese material que se le muestra. Sin embargo el planteo que tú haces es muy bueno, porque en verdad en la edad infantil el niño, solo tomará cómo referente aquello que le atraiga, le guste y le motive. Siendo así quizás seria bueno practicar por parte del profesorado y por supuesto de la familia, padres, tutores, hermanos mayores etc, eso que llamamos Observación. Con ello, aprendemos todos, y podremos estimular en el menor aquello en verdad llame poderosamente su atención. Hay reglas básicas, elementales en la enseñanza, pero está esta otra que no creo esté contemplada como asignatura y seria muy bueno que lo fuera. Observar al niño y estimular su creatividad allá donde él mismo nos reclame. Tal vez no es culpa de los profesores que se ven obligados a cumplir unas normas en la enseñanza, que está sujeta a la legislación vigente. Aunque seguro que un buen profesor, puede además añadir esta otra materia. La "observación"

    Gracias

    Un abrazo cordial

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tu reflexión me parece muy certera y la agradezco. En realidad yo he pensado muchas veces qué hacía con tanto observar a los pequeños pero es que si no eres capaz de observar no te enteras de lo que te están diciendo y no podrás, por tanto, dialogar con ellos. Ellos te hablan continuamente con su comportamiento y si tú los observas purdes mantener un diálogo permanente con ellos. Muchas veces me he dicho que yo aprendía de ellos tanto o más que ellos de mí. Gracias de nuevo. Un beso

      Eliminar
  8. Buen escrito sobre la educación. El niño se merece toda nuestra atención.
    Un abrazo grande.

    ResponderEliminar