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domingo, 17 de mayo de 2015

LENTO


         En más de una ocasión hemos levantado la voz desde este humilde púlpito para clamar contra las prisas por la consecución de determinados objetivos escolares y hemos avisado también más de una vez que esas prisas no nos llevan a ningún sitio porque en la consecución de un objetivo parcial somos capaces de dejarnos en el camino capítulos troncales que se pueden perder para siempre o que nos van a costar un gran esfuerzo recuperar. Pero me doy cuenta de que hablo de la conveniencia de vivir la vida con placidez y sin prisa  y lo hago en contra de las corrientes dominantes que buscan resultados a corto plazo.  Manuel en su comentario anterior parece que sugiere que hay una corriente que defiende la lentitud como mejor forma de vida y el camino como mejor resultado frente al  punto de destino. El tema me ha gustado y quiero engancharme a esa corriente que defiende la lentitud.

         Se trata, por tanto, de plantearse la vida en armonía con el desarrollo físico y mental y no precipitarse buscando resultados en el menor plazo posible poniendo en riesgo el propio desarrollo del conjunto. No es un solo aspecto el que puede verse afectado y de hecho se ve. Buscamos que los niños anden cuanto antes haciendo que sus tiernos huesos puedan doblarse por soportar antes de tiempo un peso superior al conveniente. Insistimos más de la cuenta para que aprendan a pronunciar una serie de palabras y fonemas que provocan que los pequeños pierdan el interés por comunicarse y dejen de gozar con el ejercicio de su vocalización espontánea. Que aprenda a controlar esfínteres a la carrera y dejen de gozar con la conciencia de sentirse dueños de sus músculos para permitir o retener sus fluidos corporales a voluntad. Que aprendan cuanto antes a comer solos y que dejen de gozar del placer de tocar los alimentos, conocer sus texturas y saborearlos a placer sin tener que andar preocupados todo el tiempo de si se manchan o  no. Y así podríamos seguir con muchas más adquisiciones propias de esta edad y, por tanto, fundamentales para la vida.

         De cada uno de los aprendizajes promovidos antes de tiempo es posible que obtengamos un porcentaje de resultados que coincidan con nuestro propósito pero tenemos que ver el resultado global en todo el conjunto de pequeños en el que lo hemos promovido. De un grupo de veinte es posible que obtengamos una valoración acorde con nuestros propósitos en cinco de los alumnos. Podemos darnos por satisfechos con semejante resultado pero es profundamente injusto que ignoremos a los quince restantes y a los daños que hemos podido infligir en ellos por haberlos sometido a una presión superior a la que ellos podrían interiorizar sin presiones. Significa también un planteamiento inicial de los profesionales que es importante delimitar.  Tenemos que saber que nuestro trabajo tiene que estar dirigido a todos los pequeños que configuran nuestro grupo y no sólo a los cuatro o cinco capaces de seguir el sobreesfuerzo que les propongamos.


         La lentitud vista de este modo se convierte en un planteamiento educativo adaptado a los niños y que pretende su desarrollo y su aprendizaje acorde con su madurez cronológica y mental. También podemos admitir que no siempre se puede trabajar al ritmo de todos y cada uno de los miembros del grupo pero sí podemos y debemos trabajar para que nos pueda seguir la mayoría y este ritmo cada maestro es capaz de detectar dónde se encuentra. No debiera consentirse que ninguna escuela sostenida con fondos públicos,  bien directamente o a través de concierto, sometiera a los pequeños a un ritmo de trabajo que no es acorde con su desarrollo y que puede ser seguido por un máximo del 25 por ciento del grupo. Eso es sencillamente un abuso y una injusticia. Hablamos de la escuela y podemos llevarlo a cualquier otro orden de la sociedad. Muchas veces nos vemos atendidos por cualquier servicio público como si se nos estuviera haciendo un favor que tengamos que agradecer cuando la verdad es que ese servicio público nos corresponde por derecho. Defendamos la lentitud en la vida para que cada cosa nos llegue en su momento y cuando podamos asumirla en su plenitud. 


5 comentarios:

  1. Aqui em meu país, o Brasil, existe um dito popular- "devagar se vai ao longe"! Excelente post! Parabéns!
    Grande abraço

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  2. Muy bien explicado...ene el fondo hablaríamos del "sin prisa pero sin pausa".....

    Un cordial saludo
    Mark de Zabaleta

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  3. Manuel Ángel Puentes17 de mayo de 2015, 23:26

    "Elogio de la educación lenta" es el libro de Joan Domènech Francesch en editorial Graó que me dio a conocer este movimiento de la lentitud aplicado a la enseñanza. Y ese libro me llevó a "La pedagogía del caracol" que Gianfranco Zavalloni sacó en la misma editorial. Ambos hacen referencia a Maurice Holt, creador del Slow School movement, que es la versión educativa de la propuesta que hace Carl Honoré en "Elogio de la lentitud" (RBA libros) y que tiene su mejor exponente en el Manifiesto del Slow Food de Carlo Petrini.
    Precisamente en una de las escuelas de la Fundación Granada Educa este curso tienen como tema común a desarrollar por todo el equipo el de la gestión del tiempo, el de evitar las prisas, el de dar tiempo para no forzar los ritmos.
    Algo así necesitaría una sobrina-nieta de Almería a la que están metiendo en un aprendizaje acelerado del control de esfínteres, para que llegue sin pañales a la escuela en septiembre y que de momento le ha provocado un buen estreñimiento.

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    1. Ya sabes que mi debilidad es la literatura. De todas formas voy a localizar los libros que mencionas y puede que a alguno le meta mano. Creo que es cuestión de actitud y de respeto por los menores. Me alegro por la decisión de esa escuela de nuestra empresa. Una vez más, al frente de las últimas novedades. Sobre tu sobrina - nieta de Almería, qué te voy a decir que tú no sepas. En todo caso, que me uno a tu sentimiento por los malos ratos que estará pasando la pequeña y, sobre todo por las consecuencias que le va a dejar tanta prisa en su cuerpo. Un abrazo

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  4. Antonio: hay cosas en esta vida que no se deben hacer con lentidad...otras sin prisa, pero sin pausa....genial reportaje. Un beso

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