El deseo es un potro desbocado. Nace con las personas y busca su satisfacción a cualquier precio. Si una vez logra la satisfacción querra lograrlo diez y si lo logra diez pretenderá mil. Pero el deseo no se sacia en sí mismo. El único fin del deseo es la autodestrucción. Un niño que siempre logra sus deseos, en ningún caso será un niño feliz ni satisfecho, sino ansioso porque nunca podrá logralo todo y, sobre todo, inseguro. No tardaá en darse cuena del pozo sin fondo en el que se encuentra metido.
Pero nada en la vida es bueno por completo ni pr completo malo. El deseo es ese monstruo que hemos dicho, pero a la vez es la fuerza indispensable que nos impulsa a todo: a crecer, a aprender, a progresar, a perfeccionarnos.. La verdadera muerte es cuando de dejamos de desear. Y esa es una de las muchas contadicciones con las que tenemos que aprender a vivir.
No sólo es normal que los niños tengan deseos , caprichos, sino muy positivo, pero lo mismo de peligroso. La función de las personas encargadas de su crianza está en favorecerle los deseos porque los necesitan para su evolución, pero al mismo tiempo establecerle una serie de puntos de referencia que sean los límites y que ellos sepan que esos límites les sirven de elementos de seguridad a la vez que de barreras que no se pueden saltar.
Cuando un niño exige muchos caprichos no está buscando que se los den. Muchas veces ni sabe lo que está pidiendo. Solo pide porque puede pedir. Lo que está pidendo de verdad es que alguien,o en algún momento le diga basta, hasta aquí se puede llegar. Es sorprendente que, justo en el momento en que alguien querido le para los pies a un caprichoso con amor, la reacción es la relajación total de alguien que ha encontrado una seguridad que necesitaba y que le acaba de llegar.
Y cuando alguien está exigiendo caprichos continuamente y los va consiguiendo todos, no sólo no se tranquliza sino que cada vez se siente más insatisfecho y más inseguro porque no está encontrando los límites que necesita para saber en qué terreno se mueve, para saber si lo está haciendo bien o mal. Eso son los límites para los niños. Y esa es la principal función de las personas encargadas de su crianza.
Es verdad que en un momento determinado la presencia del límte signfica frustración, y cuesta trabajo asumirlo. Los niños protestarán porque la satisfacción de los deseos tiene mucha fuerza y cuesta reprimirla o desviarla en un momento determinado, pero es una fuerza que no lleva dirección alguna y su único destino se agosta en sí misma. Con el establecimiento y la asunción de determinados límites los niños van a ver el sentido de la satisfacción de sus deseos y la dirección y el destino que deben tomar .
Nuestra responsabilidad está en saber que los niños necesitan sus deseos porque sin ellos es como si estuvieran muertos, pero del mismo modo necesitan los límites que nosotros les tenemos que imponer porque sin ellos se van a sentir desorientados y perdidos, por más caprichos que logren satisfacer.
2- 5- 2011 8 h.
ResponderEliminarBUENOS DIAS ANTONIO:
Muy buena reflexión.
A veces los padres por comodidad y no oir al niño protestar, le dan todo lo que pide.
Y esto no es bueno.
Gracias por este post y la música es excelente.
Besos, Montserrat
Estoy absolutamente de acuerdo con lo que dices, no tengo nada más que aportar.
ResponderEliminarUn abrazo
mercedes
Antonio,cuanta razón en esta reflexión,el tema del deseo,"insaciable",si unos padres le dan todo a su hijo,cuando sea adulto ,sera un insatisfecho,porque como tú, bien dices,lo querrá todo...Siempre es un placer visitarte,por los temas que tocas....Gracias, y que tengas un buen comienzo de semana...Besos
ResponderEliminar"Cuando un niño exige muchos caprichos no está buscando que se los den. Muchas veces ni sabe lo que está pidiendo. Solo pide porque puede pedir. Lo que está pidendo de verdad es que alguien,o en algún momento le diga basta, hasta aquí se puede llegar. Es sorprendente que, justo en el momento en que alguien querido le para los pies a un caprichoso con amor, la reacción es la relajación total de alguien que ha encontrado una seguridad que necesitaba y que le acaba de llegar.
ResponderEliminarY cuando alguien está exigiendo caprichos continuamente y los va consiguiendo todos, no sólo no se tranquliza sino que cada vez se siente más insatisfecho y más inseguro porque no está encontrando los límites que necesita para saber en qué terreno se mueve, para saber si lo está haciendo bien o mal. Eso son los límites para los niños. Y esa es la principal función de las personas encargadas de su crianza."
me ha encantado...
p.d. No viene a cuento, pero que opinas de la muerte de Bin laden?
Genial tu respuesta, de veras...
ResponderEliminarNo te conozco de nada pero nunca me defraudas... es como si me hubieras dado algún tipo de clase de la vida alguna vez... y eso me encanta!
Usualmente paso por esta tu cátedra y te leo, a veces con poco tiempo, pero has de saber que me resulta muy provechoso leerte. Sepamos valorar hasta qué punto complacer a los niños. En México escuché una expresión: "Ni tanto que alumbre al santo ni tanto que lo queme".
ResponderEliminarUn abrazo, maestro.
Sigo opinando que criar a un niño es bastante complicado y que nadie viene con libro de instrucción.
ResponderEliminarReconozco que muchas veces satisfacemos los deseos de los niños, esos que son caprichos, por tal de no escucharlos llorar y que nos deje un poco tranquilos. Ahí es donde pecamos pues después ya es algo tarde para remediarlo.
La virtud está en el término medio.
Un beso
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar¿Qué sería de un mundo sin deseos?
ResponderEliminarEl punto exacto de equilibrio educacional es el correcto, de eso estoy más que segura, aunque no siempre resulte fácil, no siempre la teoría armoniza con la práctica..
Me ha dado mucho gusto leerte, Antonio, mucho, es bueno aprender de las voces sabias.
Un abrazo
Buenas tardes mi estimado entré a desearte un Feliz Fin de SEmana, desde Venezuela te envío unos cuantos...
ResponderEliminarBesos…
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De Tu amiga
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Hola Antonio !
ResponderEliminarExcelente reflexiòn, magnifico post !
Los deseos son en los niños tan necesarios como en nosotros, solo que ellos no se ponen limites, debemos ponerlos nosotros, con amor, comprensiòn y sabiendo hasta que punto es importante ese deseo que tienen- una vez vi una niña en el super que le pedia a su mamà un paquete de magdalenas con tanto enfasis que derramaba ternura por todos lados, su mamà con mucha dureza, sin sonrisa, seria y segura le dijo que NO la niña insistio e insistio tanto que me daban ganas de comprarle yo las magdalenas ( cosa que no hice porsupuesto ) y nada de nada, no hubo caso, la niña no se puso caprichosa, simplemente se lo pedia con ganas, claro que no se todo lo que vendria pidiendo de antes, pero ese paquete de magdalenas no merecia tanta suplica- no era un juguete caro ni nada que no se puediera dar, no se, la frustrada fui yo por no poder soltar mi impulso :)
Pero es cierto querido Antonio lo que dices, los limites en los deseos son necesarios para el niño, creo que asi valorara mas lo que tiene lo que obtiene y lo que consigue por si mismo.
Te envio un fuerte abrazo y un beso.
Aurora
La imposición de los límites...
ResponderEliminarCuesta tanto y es tan difícil! Pero sin ellos efectivamente, fomentaremos la inseguridad en seres que necesitan tanto de sus ansias como de sus barreras.
Los límites hacen espíritus fuertes que terminarán controlando hasta donde se puede llegar sin saltar al vacío.
Un placer como siempre y una delicia.
Un beso, Antonio
con gusto me encantaría intercambiar comentarios!!!un placer que hayas pasado por mi blog!!!
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