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domingo, 21 de noviembre de 2010
DESGARROS
Surge la vida y se esconde con los dos desgarros esenciales. Para ninguno de los dos se nos pidió permiso. Amanecimos a la vida en el magma del vientre materno y un día nos introducen a través del túnel. ¡Ahí te las apañes!
Otro, sin venir a cuento, usando el mismo procedimiento de los hechos consumados alguien dicta que ya está bien y nos obliga a cerrar la página para volver al no ser interminable. Son los dos desgarros esenciales. Del uno al otro se nos permite escribir una historia particular, íntima, inconfundible. Podemos hasta aprender a través de pequeños desgarros que se nos reservan: destete, frío, sueño, cada día y cada noche…. Miles de renuncias a las que tenemos que andar haciendo frente a cada instante.
A la manera de encajar esos desgarros y mantener las ganas de vivir le hemos dado en llamar Educación. Hay quien tira la toalla en algún momento porque no se siente con fuerzas o porque no le gusta sencillamente. Es su derecho. Los que pululamos por aquí no la hemos tirado, por ahora. Igual esperamos entretenidos haciendo gracias por aquí y por allá y en un momento se nos dice que hasta aquí hemos llegado y que ya hemos cumplido. Es la otra forma de poner el punto y final. Cada uno va eligiendo lo que le conviene en cada momento.
Los desgarros son crisis de crecimiento que, si tenemos fuerza porque nos sintamos queridos, nos sirven para hacernos más personas, para madurar, para hacernos mayores de la cabeza adentro. Si andamos faltos de afectos, que son los puntos de apoyo indispensables, nos veremos desnudos, en medio del desierto, del frío, de la soledad y seguramente cada desgarro será una herida que no podrá curar y que nos bamboleará como un muñeco al capricho del viento que pasa y cruza.
Los desgarros son hitos en la vida. Parecen de dolor porque se desconocen. Lo que importa no es evitarlos, empeño imposible. Lo que importa es andar bien afincado de afectos a la tierra para que las sacudidas que nos produzcan podamos hacerles frente y dispongamos de agarraderas suficientes como para no perdernos entre tantos avatares. Las cicatrices, una vez resueltos los voluntos, nos irán dibujando como seres individuales, con experiencias personales y con una historia señalada en el cuerpo, producto de sus vivencias acumuladas.
El proceso se muere de simple: Cuando llegamos nos creemos los amos del mundo. El camino es ir aprendiendo a prescindir de cada cosa y, en un momento determinado, llegar a prescindir hasta de la propia vida, con lo que se vendrá a cerrar el ciclo. Podemos llorarlo o reirlo. En cada cultura se entiende de una manera y seguro que todas son respetables. Lo cierto es que en medio del océano del tiempo, apenas somos unos mota de polvo sideral. Y no es polco. Es todo. Entre el principio y el final tenemos el tiempo suficiente para saber quiénes somos y para guardar la cara y no sentirnos ridículos ante fuerzas tan poderosas. Nuestro tiempo es nuestro y en él si podemos quedar dibujados a través de nuestras decisiones.
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¡Qué razon tienes mi querido amigo.Al`principio nos creemos lo mas importante sin saber que lo importante en esta vifda, es ir acumulando los tesoros (unicos por cierto que nos llevaremos cuando acabe nuestro ciclo),que son,la sabiduria el amor y el haber actuado segun nuestro ser que es el unico que no nos engaña.Besos de luz amigo mio para que siga alumbrando tu caminar por esta vida.
ResponderEliminarY que verdad que es Antonio. Con el tiempo nos damos cuenta de lo que nos perdimos en el camino por prepotentes (salvese quien pueda) Un beso
ResponderEliminarJulia, me alegra que nos entendamos. Es verdad que nos pasamos la vida aspirando a cosas que no son importantes y pasamos junto a las esenciales y, muchas veces, ni las miramos siquiera, pero no porque no conozcamos su importancia, sino porque no tenemos tiempo para detenernos en pequeñeces. Un beso
ResponderEliminarMe ha encantado este texto: lo que dice y como lo dices. Enraizarse en tierra y bandearnos con los vendavales, es más, crecer gracias a ellos.
ResponderEliminar"Nuestro tiempo es nuestro y en él si podemos quedar dibujados a través de nuestras decisiones."
Un abrazo y gracias por tus educativas publicaciones.
Lola, sí, por prepotentes, por pretenciosos, por superficiales... por calificativos de ese porte. Lo importante siempre junto a nosotros y nosotros sin querer verlo. Un beso
ResponderEliminarMercedes, es que los vaivenes de la vida, cosa cotidiana, nos obligan a tomar decisiones continuamente y esas decisiones son las que nos van dando forma y diciendo quiénes somos. Un beso
ResponderEliminarEn el camino de la vida, ésta nos zarandea, bajando nuestros aires de seguridad. Nos hace tambalear, casi desfallecer y nos abre heridas que sangran y duelen, heridas que el tiempo restaña pero permanecen en la piel... es el tiempo de la forja del ser. Con ellas seguiremos, añadiendo nuevas a nuestro equipaje, revueltas con sonrisas e instantes de felicidad.
ResponderEliminarAl final somos lo que hemos aprendido a SER con los avatares del tiempo, que no es poco.
Completo y magnífico texto que expresa toda una filosofía con la que coincido plenamente.
Un abrazo Antonio
Desgarros por conseguir la luna cuando a nuestros pies florece la más bella amapola.
ResponderEliminarDesgarros por lo que no está permitido, batallas que se pretenden ganar...Pisemos suelo, toquemos tierra, respiremos el viento a lo largo del camino... Caminemos humildes disfrutando.
Un abrazo
Hola Antonio:
ResponderEliminarLa vida se va marchando ....., cantaba Jorge Kafrune en su canción Samba de mi Esperanza.
Pues bien, yo soy de las que pienso quizá porque los valores en que me educaron a mi me han servido psicológicamente para vivir mi vida e ir, andando y sorteando las piedrecitas que voy encontrando en el camino con fe y esperanza.
A veces la vida nos desgarra y duele y nos encontramos no sabiendo por donde andar. De aquí agradezco la educación y orientación que me dieron y con la que pienso continuar hasta el fin de mis días.
Degarro manifiesta este cuadro de Pablo Picasso .
Guernica, que fue desgarrada y atormentada en la maldita Guerra Civil.
Tus reflexiones son muy buenas y yo ves, abro mi corazón escribiendo tal como lo siento.
He leido libros de psicología, de autoayuda, he hecho talleres de psicología, al final llegué a la conclusión que muchas cosas me las enseñaron en mis principios éticos y morales, que también lleva su positividad.
Respeto las ideas de todo el mundo y las distintas filosofías siempre que lleven a la PAZ Y la ARMONIA.
Recibe, un abrazo de esta ama de casa, esposa, madre y abuela, Montserrat
Que hermoso post has escrito Antonio. Mucha verdad dices- yo creo que la humildad lo es todo, ahi es donde uno debe empezar y seguir en el camino,ese camino que como dices tù desde que empezamos son desgarros, y con una buena dosis de afecto, de amor logramos superar y asi hacernos mas fuertes y mejor personas.
ResponderEliminarLa arrogancia es mala compañia, de ahi que me guste la humildad, es la base ( creo yo ) de la educaciòn. No somos ùnicos en el mundo, solo un granito de arena.
Las cicatrices que te va poniendo la vida, que uno se va poniedo atraves de irlas superando y dandose cuenta de cual es la pelicula que tenemos que representar, esas cicatrices se curan, el tiempo todo lo cura, hasta los desgarros.
Un abrazo y un beso
Aurora
Toda una declaración de principios, una filosofía acorde con la naturaleza misma y no en contra, como suele ocurrir la mayoría de las veces.En definitiva, coherencia.Y todo ello muy bien contado.Enhorabuena.Un abrazo
ResponderEliminarprecioso relato, donde nos haces ver que tenemos que aprovechar cada minuto de nuestro tiempo y no hacer como los alquimistas tratando de buscar en otro sitio cuando lo tenemos en nuestro interior, y decirnos que el sufrimiento y los avatares de la vida nos hace más fuertes, muches gracies por compartir tan bello y real relato. Un besin de esta asturiana
ResponderEliminarMaría, que hermoso comentario. La verdad es que las cosas son como las describes. No me gusta edulcorar las cosas para hacerlas más suaves. Tampoco ennegrecerlas. Sencillamente son como son, y así tenemos que afrontarlas. Un beso
ResponderEliminarE. Marti, gracias por recordar en tu comentario dónde está lo importante. Es verdad. Estoy de acuerdo contigo. Lo que pasa es que la vida es un continuo dejar cosas accesorias, prescindir de cosas hasta que nos quedemos en cueros, exactamente igual que nacimos. Y eso tenemos que asumirlo. Un beso
ResponderEliminarMontse, te alabo el gusto, tanto en el respeto a las ideas de todo el mundo, como en actuar de acuerdo a tus principios. Tu dices que así te educaron. No es verdad. Seguro que te inculcaron unos valores, pero lo mismo de seguro es que tú has sido la que ha tenido que hacerlos valer y actualizarlos a cada momento.Un beso
ResponderEliminarAurora, qué bien lo dices tú. Eso es lo que yo quería expresar. Que no se trata de hacer ver que los desgarros son buenos ni malos. Sencillamente son la vida. Pasarlos solos o bien acompañados, a hí es donde está la diferencia. Un beso
ResponderEliminarErato, has dado en el clavo. Eso es exactamente, ir acorde con la Naturaleza. Ser coherente en cada momento con el tiempo que me toca. Sólo tener claro que lo que me pasa no es ningún drama, sino el ciclo de la vida. Un beso
ResponderEliminarOzna, claro, eso es lo que importa. Saber e cada momento cual es el papel que nos toca y estar siempre dispuestos a desempeñarlo con humildad, conscientes de que sólo somos un engranaje de esta sinfonía que es la vida. Un beso
ResponderEliminarKlaw, claro, es que yo no he dicho, ni lo pienso, que los desgarros sean algo malo. Sencillamente es la realidad. Detrás de cada vivencia, si la hemos resuelto adecuadamente, se encuentra una fase de madures que nos muestra con lucidez lo que es la vida y lo que somos nosotros. Un beso
ResponderEliminarQué gusto da leerte porque siempre consigues que reflexione sobre cosas que pasan sin más por nuestra vida.
ResponderEliminarY es completamente cierto que la vida nos va poniendo pruebas para ir creciendo, para ir aprendiendo. Podemos tener heridas, que después cicatrizan y éstas son las que nos van marcando nuestra forma de ser.
Estos desgarros te hacen desfallecer pero hay que tomarlos con fuerza, crecer en ellos, afrontarlos, descansar para poder seguir caminando y aprender de ellos.
Un beso
¡Qué imágenes, qué palabras, qué pieza!... La fuerza del destino...
ResponderEliminar¿Cuánto tiempo perdemos en lo superfluo?.
¿Cuánto, Antonio?.
Nos arrepentiremos demasiado tarde.
Besos.
Princesa, qué bien lo dices. Se ve que lo tienes en la cabeza como yo. Es verdad que los desgarros no son buenos ni malos, son vivencias ineludibles. Cuando llegamos al mundo creemos que todo es nuestro y que todo está a nuestro servicio y tenemos que irnos desprendiendo de esta idea hasta llegar a poder irnos tan en cueros como llegamos. Eso hay que aprenderlo. Un beso
ResponderEliminarMar, lo que pasa es que cando estamos perdiendo el tiempo no somos conscientes de que eso es así. En los velatorios siempre se habla de eso, pero cuando la gente sale a la vida, sigue haciendo lo que hacía siempre.Un beso
ResponderEliminarHermoso texto, hermosas reflexiones y a mi parecer también hermosos deseos... porque sucede a veces Antonio, que entre el principio y el final no siempre "tenemos el tiempo suficiente para saber quiénes somos", (o no queremos saberlo) ... Sucede a veces que no siempre es nuestro el tiempo que parece nuestro, ni nuestras todas las decisiones que dibujan luego marcas en nuestros cuerpos.
ResponderEliminarCierto es, coincido en eso, que vivir es el arte de hacer con los desgarros, encaje de bolillos.
Woman, fíjate qué bien lo dices. Es todo lo que tenemos el tiempo que va entre el principio y el final. Ahí es donde nos definimos, por lo que hacemos y por lo que dejamos de hacer. El miedo paraliza. Hay que arriesgar y aceptar equivocaciones, que siempre pueden producir mejoras, una vez corregidas. Un beso
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