Seguidores

domingo, 20 de agosto de 2017

LÍQUIDO


         Cuando termine este ciclo de calor que espero que ya empiece a remitir, aunque sólo sea por las noches, habremos superado los treinta días con 40 grados o más. Desde que tengo memoria cada verano hemos tenido puntas de agobio en los que se han superado esas temperaturas. El cambio que se está produciendo es la persistencia del calor durante días y días. En esta tierra estamos acostumbrados a sobrevivir con esas puntas porque se trata de un calor seco y porque en general está el consuelo de la noche en que las temperaturas alcanzan los alrededores de los 20 y eso consuela mucho. Esas amplitudes térmicas tan acusadas hacen que el cuerpo no termine de acostumbrarse a vivir por encima de su temperatura natural durante tanto tiempo. Es verdad que los aparatos de aire acondicionado han venido a paliar en gran medida la sensación de desesperación que se vive cuando la temperatura no baja a intensidades más asumibles, pero también es cierto que no todo el mundo tiene acceso a esos medios.

         En el caso concreto de los pequeños, que son el motivo principal de nuestra atención, la particularidad estriba en que ellos no están pendientes para nada de si la temperatura sube o baja sino que se comportan en cada momento en función de las sensaciones que les va pidiendo el cuerpo y normalmente se  mueven mucho más de lo que sería conveniente. Por esta razón se hace imprescindible que sean los adultos a su cuidado los que deban estar pendientes de si en algún momento se desenvuelven adecuadamente o no según el ambiente que les rodea. Quizá en este sentido y para prevenir excesos que nos puedan dar un buen susto sería bueno que en estos días la presencia de los líquidos fuera permanente y estuviera en todo momento cerca de los pequeños. Eso no quiere decir que nos despreocupemos pensando que ya recurrirán los menores a los líquidos cuando los necesiten, porque esto no siempre se va a producir.

         Lo que sí quiere decir es que tenemos que estar pendientes para que beban agua con suficiente frecuencia como para que su agitado cuerpo disponga de líquidos de reserva y se evite en todo momento la temible deshidratación. Pero es importante que sea agua lo que ingieran y no cualquier otro refresco con suplementos de azúcar que no les quita la sed del mismo modo y que les hace ingerir aportes innecesarios de glucosa contribuyendo a una inadecuada alimentación y provocando obesidad en unas edades y en unas cantidades completamente inadecuadas. He detectado un anuncio muy en boga estos días que dice: Todos sabemos que hay que comer fruta cinco veces al día, pero como no tenemos tiempo podemos tomar en su lugar un buen vaso de este producto que tiene el mismo sabor que  la fruta. Lo que no dice, como es lógico es que con esa bebida se bebe mucho más azúcar que con una fruta entera y nada de la imprescindible fibra que la fruta lleva en su composición.


         Al mismo tiempo se hace conveniente la presencia del agua cerca de los pequeños para que puedan manipularla a placer. No necesariamente tiene que ser que estemos demasiado tiempo metidos en el agua. Lo que sí puede promoverse es que dispongan a la mano de cualquier recipiente que les permita mantenerse activos el tiempo que necesiten y cerca del líquido elemento, que les va a servir de regulador natural de la temperatura al tiempo que satisfacen su tendencia a la manipulación y al conocimiento de este elemento esencial de la vida. En los meses de invierno, al menos en estas latitudes, sólo se va a ver en el grifo y poco más. El líquido, por tanto, en una situación de temperaturas agobiantes como la que estamos pasando, se hace más importante que comer que, a fin de cuentas, con cuatro picoteos de aquí y de allá podemos resolver mientras el agua es la que nos va a proteger en mejores condiciones si mantenemos el contacto cercano con ella.

2 comentarios:

  1. Cuando España está denostada por quienes debieran de amarla, y reniegan de su maternidad y sus apellidos, por conseguir mayores parcelas de poder, aunque sea a costa de herirlos y dividirnos a todos, es un soplo vivificador escuchar ese piano a dos tres y cuatro manos, con una pieza dedicada a ella. Gracias.

    ResponderEliminar