A
veces puede dar da la sensación de que en esta tribuna faltan pronunciamientos
claros en temas polémicos del mundo actual referidos a los menores y no me
gusta. Por esa razón quiero hoy mojarme por completo en el asunto de la
custodia cuando se produce la separación de la familia, asunto que en España
tiene una historia legal muy limitada porque hasta hace poco las separaciones
legales eran poco menos que testimoniales. He dicho las separaciones legales
porque dentro de la familia tradicional se producían situaciones de todo tipo
pero parece que como la estructura legal se mantenía, cabía suponer que la
realidad interna no sufría cambio. Completamente falso porque todos hemos
conocido situaciones de degradación insoportable por más mantos de legalidad
que pretendiéramos echarle encima para cubrir las apariencias.
Cuando
los problemas se producen, la tentación de ocultarlos está siempre presente para
negar las evidencias. Es hacer como los avestruces, que cuando ven una
dificultad meten sus cabezas debajo de la tierra. También los pequeños se
defienden de las dificultades tapándose los ojos. La sociedad no debe hacer tal
cosa y lo mejor es regular las rupturas de las parejas y ofrecer a los pequeños
una estructura legal que los proteja de la mejor manera posible. En un principio
la custodia se le asignaba a la madre que era la que venía ejerciendo el
cuidado de los hijos en la realidad. No dudo que la intención judicial pudiera
ser la de intentar que los pequeños gozaran de las mejores atenciones. Y en
muchos casos seguramente fue así. Pero en la vida todo evoluciona y pronto nos
dimos cuenta de que toda una generación de padres se vieron privados de sus
hijos y viceversa,
Poco a
poco se va imponiendo la figura legal de la CUSTODIA COMPARTIDA en la que no se
cuestionan las capacidades de ninguno de los dos miembros de la pareja para
hacerse cargo de los hijos y los jueces empiezan a asignar esta responsabilidad
a ambos como primera opción. Comprendo que la dificultad de resolver
equitativamente un conflicto tan vivo como una separación sentimental cuando
hay menores de por medio no es un huevo que se echa a freir pero son los
protagonistas los primeros que deben ofrecer a la justicia un reparto que les
convenga a ambos porque seguramente será el más cercano a la mejor solución. En
caso de que no lo alcancen, se debe asumir que la responsabilidad es de ambos y
no de uno sobre otro. Ya sé que no hay soluciones perfectas en todos los
conflictos, sobre todo si son tan profundos y complicados como los de
convivencia. Por eso es importante que ninguno de los responsables se vea
mermado en sus responsabilidades.
Han
sido una serie de padres sobre todo los que, al menos en España, han alzado su
voz en defensa de su responsabilidad social para con sus hijos y han denunciado
que no estaban dispuestos a renunciar a su papel en la vida de sus hijos
durante el largo y decisivo periodo de la infancia y convertirse en convidados
casi de piedra con un nivel de influencia testimonial de un fin de semana cada
quince días y una participación económica en su manutención que no podían ni
siquiera administrar. Con todas las limitaciones considero que la mejor
solución es la que plantea la pareja y los jueces deben asumir que su función
debe ser la que dar legalidad a esos acuerdos. Y en caso de que no los haya, a
través de la CUSTODIA COMPARTIDA se deben respetar los derechos de la pareja
sin que ninguno de los dos se vea ni favorecido ni perjudicado en su influencia
ante los pequeños. La solución puede ser fría como todo lo legal, pero me
parece la más justa para todos.
No puedo darte detalles, pero no me acostumbro a una situación que se origina por nuestro nieto. Y tu entrada la ha tocado.
ResponderEliminarHasta pronto.