No sé
si hay muchas personas que hayan decidido leer lo que aquí se escribe y a la
vez paseado a pleno sol de 45 grados. Por el Camino de Ronda en plena capital
de Granada entre las cinco y las seis de la tarde con mi hija Elvira nos hemos
visto levantando los brazos como si flotáramos, como si fuéramos en una nube
que debe ser la imaginación quien la crea y quien decide que podemos pensar en
levantar el vuelo mientras llegamos a la cafetería del barrio donde nos van a
recibir con un maravilloso café y montañas de hielo que nos aten al suelo de la
tarde. No se tarda mucho rato en cubrir la secuencia completa, quizá sólo el imprescindible
para recordar amistades que en Las Palmas puedan estar tocando el Sáhara con
sólo extender los dedos y para colmo pueden llamarse Nieves como final del
contubernio. Todo eso puede dar de sí la vida en un momento.
Con
los pequeños se puede vivir del mismo modo pero es más difícil de explicar si
uno no se separa un poco de la vivencia. Los pequeños viven con el cuerpo y con
el alma. Sus vivencias tienen todo el valor porque no dejan ni un átomo de su integralidad
sin poner en funcionamiento. Son vivencias de cuerpo entero. Por eso quizá lo
que más conviene para pasar estas sensaciones tórridas del verdadero golfo del
verano, que va del 15 de Julio al 15 de Agosto en donde las noches empiezan a
consolar los sueños, agosto frío en
rostro, es un buen recipiente con unos litros de agua para manipular a
placer y un espacio suficiente como para no tener que andar dando la lata
mojando suelos que luego necesiten secarse para que el resto de la familia se
solace. Un buen patio puede valer, un lugar de arena cerca de la vivienda, la
misma playa si la sombra cubre mientras la siesta les ha cubierto con su manto
de sueño y ahora les permite un buen rato de húmedo juego.
Tengo
en el recuerdo muy vivo la primera vez que me vi cubierto de agua hasta el
cuello, alrededor de los diez años. Iba con un grupo y hube de hacer de tripas
corazón para que no se me notara la angustia del ahogamiento y los ojos que se
me salían de las cuencas, sencillamente porque nunca había experimentado la
sensación de flotar en el agua, un medio en el que, como se sabe, un cuerpo
pesa mucho menos que fuera de ella. Sé que aquella sensación de ahogo la
experimenté bastante más tarde de lo que hubiera sido conveniente pero la
angustia es la misma y cualquier pequeño que con esa alegría es metido y sacado
por sus familiares en plan de gracia, la está viviendo con toda su intensidad.
A flotar también se aprende como se aprende a casi todo en esta vida. Lo que
deseo insistir siempre es que muchas cosas son posibles pero que aprenderlas
necesitan un tiempo y un cuidado porque hay mucha diferencia en aprender a
flotar abrazado a un ser querido que a que te suelten en el agua completamente
solo porque quien debe cuidarte ha decidido que todo el mundo flota sólo y que
hay que soltar el miedo cuanto antes y mejor de golpe.
Las
primeras experiencias tienen siempre un valor emblemático que se queda impreso
en nuestro recuerdo para siempre. A mí no se me olvidará aquella primera
sensación de opresión en mi cuerpo y mi gesto desesperado que no sé si alguien
vio pero es importante que las sensaciones básicas se produzcan en buenas
condiciones. No tiene nada que ver el que aprendamos a flotar amorosamente y en
brazos de alguien en quien confiamos a que nos suelten en el agua sin más y
tenga que ser la propia desesperación la que nos impulse a flotar por puro
instinto aprendiendo en un instante que no podemos confiar en nadie y valernos
por nosotros mismos porque cualquiera que no seamos nosotros mismos es nuestro
enemigo o le importamos muy poco y no mueve un dedo para facilitarnos la vida.
Agosto "Fríe el rostro"
ResponderEliminarsobre todo si el promedio de temperatura es 44° a la sombra
La versión de "Agosto, frío al rostro" es lo que deseamos con impaciencia se haga realidad especialmente quienes vivimos la experiencia de parir un día de Ntra Sra de las Nieves..., ¡y marcando 46°!
Lo demás. pura aproximación a la ficción
Feliz domingo!
Esa maravillosa experiencia, querida Pilar, aunque lo intento no me lleva a ponerme en tu lugar y debiste sudar la gota gorda de verdad. ero hoy luna por la mañana y a p¡esar de que ayer alcanzamos los 43, otro record al parecer, hace fresquito. Sigue haciendo calor en el golfo del día pero la noche refresca, al menos por Granada capital. Un beso, sufrida parturienta
EliminarFantástico de principio a fin. ¿Qué voy a decir que ya no sepas y haya comentado?... Gracias por otro regalo y tu recuerdo a esta amiga canariona... Besotes . Nieves.
ResponderEliminarEs un lujo para mí ver tu cara y tus palabras danzando por estas latitudes. Agradecido. Un beso
EliminarSiempre aciertas ...
ResponderEliminarSaludos
Realmente, y lo digo con honestidad, me cuesta ponerme en sus zapatos (o lo que estén usando) e imaginarme sentir esos calores de más de 40º. Una locura de la naturaleza. Acá el caos se forma al llegar a los 30. Después de muchos años cayó una nevazón que destruyó nuestra hermosa pérgola.
ResponderEliminarHasta pronto.
Qué bien se leen tus textos! un placer siempre visitar tu blog
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