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domingo, 21 de mayo de 2017

FAMILIA


         Reconozco que ahora estoy más pendiente de la prensa en relación con los contenidos que se tratan en este blog. Y no es porque no se encuentren contenidos de interés si este autor echa una mirada a sus interiores, no. Lo que sí es cierto es que en más de una ocasión ha aparecido por debajo de mi puerta la patita de la duda y he llegado a pensar si al final no estaba instalado en la nebulosa de los recuerdos en exclusiva y me ha parecido injusto porque los asuntos que aquí se tratan lo primero que he querido que trasluzcan es verdad y en la medida de lo posible que estén pegados a la tierra y que se puedan constatar en casos concretos, unos idénticos y otros parecidos.


         La última gran revolución que se ha producido en mi país con relación a la familia ha sido la de legalizar cualquier tipo de matrimonio, independientemente del sexo los novios que lo demanden. Ya lleva unos pocos años esta norma en vigor y personas de todas la ideologías se están acogiendo a ella aunque desde el primer día hay un sector de la población que no para de despotricar que a dónde vamos a llegar con normas como esta y que Dios no está de acuerdo con que dos mujeres o dos hombres se casen si quieren porque el matrimonio tiene que ser entre un hombre y una mujer. Que qué va a ser de los hijos que viven en una casa con dos hombres o con dos mujeres porque han decidido adoptarlos, que dónde queda la figura del padre y de la madre y que esto parece el Patio de Monipodio en el que cada uno hace lo que le da la gana. Afortunadamente ya tenemos experiencias hasta de separaciones de estas nuevas familias del mismo sexo para confirmar, como no podía ser de otra manera, que se trata de personas normales y corrientes, capaces hasta de dejar de quererse.


         Cierro mis ojos y pienso en esos hijos que viven con su padre y con su madre y que han de soportar borracheras y gritos continuos de uno de los dos o de los dos, que han de vivir con los abuelos y hasta con los vecinos porque sus padres han emigrado para buscarse la vida, que apenas si se ven porque las jornadas de trabajo no lo permiten y en realidad viven los pequeños al calor del primero que se lo ofrezca, que no disponen de nadie que los controle y que crecen mimados y superprotegidos sin que exista a su lado un criterio de orden y de disciplina capaz de hacerlos sentirse queridos y de decirles que no en un momento determinado y que los pequeños sientan en su piel la cercanía y el apego de una figura adulta que está por ellos y con ellos. Y se me llenan los ojos de supuestas familias tradicionales con los niños abandonados por las calles sin que nadie levante la voz en defensa ni de la ruina de esa familia ni de la ruina de esos pequeños.



         Y se encierra uno en uno mismo, desesperado de repetir a todo el que haya querido oír que el amor, el cuidado y la dedicación no saben de sexo ni de nada sino que hasta los perros, que no son humanos, pueden ofrecer amor a sus hijos o a cualquier persona y que quien lo recibe se siente querido. Que los niños no están pendientes de cómo van vestidos sus padres sino de si los quieren o no, de si los cuidan o no y que eso es lo que nos debe preocupar y no los sexos de cada uno. Cuántas veces hemos conocido a alguien que se ha criado con los vecinos y ha crecido tan cuidado como sus hermanos que se han criado con sus padres o más. ¡Quién es el juez que en vez de mirar el apego que reciben los pequeños se pasa la vida examinando a su familia para ver si cumple los requisitos que considera indispensables!. ¡Cuándo dejaremos de ser hipócritas!.


5 comentarios:

  1. Como no podía ser menos, por nuestras escuelas han pasado todo tipo de familias; tanto que a veces el raro era el niño que tenía varios hermanos y alternaba los fines de semana en las visitas familiares a las casas de los abuelos, donde se encontraba con tíos y primos.
    Pero, por aquello de que quienes conforman las familias alternativas son, como tú dices, "personas normales y corrientes"; también hemos tenidos familias de este tipo que han protestado porque en las escuelas trabajemos los árboles genealógicos de los niños (en un intento de ayudarles a entender su lugar en el mundo), porque con ellos se hacía visible la diferencia, considerando así que la diferencia marginaba a su niño en vez de enriquecerlo con la variedad de situaciones.

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    1. Lo que demuestra, querido amigo, que hay gente pa to y que con las mejores intenciones puede haber gente que se sienta herida por argumentos en los que uno no ha caído. He recibido un comentario de una mujer de Perú que sencillamente no¡ le he hecho caso porque si le respondía tenía que llegar a los insultos, porque ella los profiere y, total, para qué. No me ha sorprendido y me confirma en que estos temas parece que los vamos asumiendo pero la verdad es que la mitad de la mitad. Un abrazo.

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  2. lo has plasmado tan bien, tan definitivo, que no cabe otra respuesta a ese rotundo "cuándo dejaremos de ser hipócritas"
    'Ojalá ahora mismo'

    felicidades por este post, Antonio!
    un abrazo grande

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    1. Gracias, Pilar, guapa. Le decía a Manuel que acabo de recibir un comentario de una mujer de Perú que me ha dado bochorno. Con insultos y todo. No a mi pero sí a estas familias que se salen de lo tradicional. He decidido no responderle porque para qué. Un beso

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  3. Te confieso que has ganado mi aprecio leyendo tus experiencias e ideas, tus acciones y pensamientos. Pero no había reparado en que, además, compartimos concepciones éticas sobre el mundo familiar y sexual. Falta generosidad para entender y comprender. Y amar.
    Hasta pronto.

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