Reconozco
que en el texto de la semana pasada tendría que haber dicho que estaba
deprimido. Lo que pasa es que no quise y preferí contar lo que conté y que
fuera la palabra la que hablara de mi situación interior y también la que me
sanara de aquella coyuntura. Y todo eso pasó y a medida que iba saliendo de mí
me iba curando. Yo lo notaba porque lo que dentro de mí era una nube negra que
me tapaba la visión, a medida que se iba convirtiendo en palabras tomaba forma,
se tornaba en medidas concretas y permitía una guerra limpia, no contra un
fantasma sino contra una experiencia adversa de la vida que necesita un
contrapeso positivo que esta mañana se llama juego.
La
grandeza de los pequeños es que su vida es un conjunto de primeras veces que
cada día les permite experimentar como si cada vivencia fuera la única. Su arma
infalible, el juego, es la que los trae y los lleva de un espacio a otro, de un
tiempo a otro, de una persona a otra sin otro orden que el de entrar en
contacto con todo y a través de esos contactos incipientes aprender que el
mundo es tan amplio que todos cabemos en su interior y que está esperándonos en
todo momento para que lo toquemos, nos incorporemos a su estructura de espacio
y de tiempo y mientras vamos probando qué significa el contacto nos vayamos
dando cuenta de quiénes somos y de las posibilidades que tenemos de
relacionarnos con los espacios y los tiempos que nos rodean, que forman parte
de nosotros y que nosotros formamos parte de ellos a la vez que juntos
configuramos la vida.
En
estos tiempos aparecen en la tele imágenes de pequeños a los que se pretende
enviar juguetes para que gocen de la misma forma que gozan los pequeños del
primer mundo, aparecen corriendo en sus
pablados mientras dirigen con palos el ritmo y la dirección de llantas de ruedas
de bicicletas. Otro tirando de un primitivo carromato de plástico que nosotros
lo conocimos albergando mantequilla. Eso
sí, con su hilo para tirar y con sus cuatro ruedas incrustadas debidamente para
que forme un carro en toda regla. Sus ojos nos hablan de que se sienten
protagonistas de esos juegos que para ellos significan la explotación de sus
posibilidades aunque para nosotros que no podemos, al parecer, imaginar otro
mundo que el nuestro, nos impulsa a enviarles muñecas y camiones como los que
usamos nosotros en vez de valorar los suyos y aprender de ellos que el juego no
entiende de procesos comerciales sino que nos desafía en cada momento a formar
parte de los posibles procesos que tenemos a nuestro alcance.
Cuando
era pequeño jugábamos con esas mismas ruedas y no me identificaba para nada con
la sensación de miseria y de pobreza mental que los anuncios pretenden
mostrarnos de los pequeños que las usan en la actualidad. Nuestro problema no
está en las mentes, que en cualquier circunstancia son capaces de obtener
posibilidades de aprendizaje y de gozo, independientemente de las monedas que
tengan en sus bolsillos. No. Nuestro principal problema es la enorme dificultad
que tenemos para dedicarnos a aprender de unos y de otros porque no hay un solo
mundo posible. Cada tiempo y cada cultura ´ha dispuesto y dispone de recursos
para que sus miembros más pequeños obtengan los aprendizajes que precisan para
su adecuado crecimiento. No recuerdo que mis carreras con llantas de bicicleta
me supusieran limitación alguna de carencias que no conocía y sí, en cambio,
procesos de crecimiento hasta encontrar el mejor giro o la velocidad mayor
según el grado de destreza que iba asumiendo con el ejercicio continuado.
Se
juega a vivir y vivir es el juego y el permanente tanteo de lo que no conocemos
hasta alcanzar su dominio para, una vez conseguido, lanzarnos a un nuevo
desafío. Y así interminablemente.
Quizás los mayores hemos perdido la capacidad para jugar con la imaginación o simplemente usar la imaginación para jugar.
ResponderEliminarSaludos
Habra sido la urbanizacion.
ResponderEliminarCuando voiy al centro pienso en los niños dentro de esos edificioa
Recuerdo mis juegos de payana con piedritas, o todo el barrio detras de una pelota
Y no eramos de medios escasos
Otros valores?
Pero quein le dice a los nietos/as no tengan un celularrrr
Por aca la inseguridad es nefasta asi que ellos no juegan en la calle como mis hijos
Recuerdo haber jugado con uñecas grandototas que podia abrazar amorosamente
Ahora les compran una muñequitas flacas escualidas
ero lo que mas preocupa es la falta de tiempo de los mayores para dedicarle a los niños tiempo y......amor.
Cariños
Ahhh
ResponderEliminarBuen año 2017 para ti y seres queridos !!!!
Gracias por siempre estar !!!!
*No hay un solo mundo posible*
ResponderEliminarTú lo has dicho
Feliz 2017!!
abrazo
LO CIERTO ES QUE TODOS LOS DÍAS SON BUENOS PARA APRENDER, SI UNO TIENE LA ACTITUD CONVENIENTE. ESTE ES MI BESO DE AÑO NUEVO.
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