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domingo, 10 de abril de 2016

ESTIMULACIÓN


         Ayer tarde tuvimos el privilegio de vernos con Salva, de Grazalema y su familia en la fuente de las Batallas en pleno centro de Granada y compartir un café en Plaza Bibrambla. Aparte de la hermosura de la tarde y de la grata conversación con él y sus amigos, con quienes no nos veíamos desde mi viaje a Grazalema para la presentación de su libro de poemas del que me encargó el prólogo, conocí a su hija Violeta y me contó que andaba en estimulación precoz por ciertas dudas en su desarrollo que pudieran estar provocadas por su nacimiento prematuro. Los padres se veían razonablemente tranquilos si no fuera porque uno conoce sobradamente que este tipo de procesiones suelen llevarse sobre todo por dentro.

         La estimulación precoz lo mismo que la vacuna sobre determinadas enfermedades es probablemente la mejor medicina que hemos inventado para promocionar la salud. En general hay que decir que sus beneficios se encuentran  bastante demostrados si bien no faltan detractores que censuran la alegría con la que usamos de un tratamiento  que puede ser beneficioso pero que es posible que necesite una mayor y mejor selección del momento de aplicación y de las personas a las que se les debe aplicar porque por más beneficiosa que se haya demostrado, en ningún caso está exenta de peligros. Hace bien poco hemos tenido algún episodio de tuberculosis que se creía superada ya y se ha demostrado que se trataba de pequeños focos de población muy localizados contrarios a las vacunas. Han tenido que ser aislados convenientemente y tratados con las medidas adecuadas para que resolvieran el problema sin que el resto de la población se viera en riesgo. El debate de si vacuna sí o vacuna no se ha visto muy vivo socialmente y espero que todos hayamos aprendido a no poner en cuestión los beneficios de la vacuna, pero también a ser más cuidadosos con una medida que, aunque necesaria, debe ser aplicada con la prudencia y el rigor que merece porque no está exenta de riesgos.

         Violeta se encuentra en este momento sometida a estimulación extraordinaria sobre su desarrollo, según los técnicos de la zona porque manifiesta un cierto retraso en su desarrollo lingüístico con relación a sus compañeros. En este momento tiene 20 meses y los padres reciben la información de los educadores de la escuela infantil a la que asiste de que ellos no tienen tan claro ese supuesto desajuste y más bien son partidarios de dejar tranquila a Violeta y permitirle que su evolución personal la vaya homologando en mayor medida con relación a sus compañeros. El propio hecho de que las opiniones de los responsables no sean unánimes dificultan los posibles beneficios del tratamiento en cuestión y, desde luego, ensombrecen los beneficios de un sistema como el de estimulación precoz que como planteamiento de normalización y de igualdad de oportunidades no tiene discusión pero que en la práctica debe estar sometido a todas las medidas   preventivas convenientes porque ningún recurso, por bueno que sea, es completamente inocuo.

         En ningún caso quiero que se pueda entender que pongo en cuestión el sentido y la conveniencia de la estimulación precoz. De ninguna manera. La estimulación precoz ha demostrado con creces su oportunidad y los beneficios a largo plazo en la solución de cualquier tipo de problemas médicos o del desarrollo. Lo que sí hago es un llamamiento al rigor en la aplicación de cualquier terapia, por buena que sea porque en el fondo de cualquier tratamiento siempre se encuentra alguna forma de marginación que los afectados deben asumir y que los señala y los diferencia muchas veces para toda la vida, sobre todo en las sociedades más pequeñas y más cerradas. Se trata, por tanto, de saber que no existe un recurso completamente inofensivo y que necesita de mucho rigor para señalar a una persona para que los beneficios que pueda tener su aplicación, ampliamente demostrados tanto en las vacunas como en las estimulaciones precoces, no se vean ensombrecidos por consecuencias inapropìadas que puedan ser imputables a la ligereza de diagnósticos o de tratamientos.

         Salva cierra nuestros encuentros con una maravilla de queso Payoyo de su zona que en mi casa degustamos combinado con el dulce sabor de la amistad. A tu salud, amigo.


7 comentarios:

  1. El debate sobre la atención temprana como terapia no cesa, moviéndose entre la dificultad para determinar parámetros de "normalidad" en el desarrollo y el altísimo coste que supone.
    Carezco de formación para hacer un buen análisis pero tengo la sensación de que tras la indicación hay cierto interés de algunas áreas profesionales en busca de un territorio propio que se apoyan en el comprensible miedo a que nuestros hijos les suceda algo malo, sobre todo teniendo en cuenta lo tarde y los pocos hijos que nos atrevemos a tener y lo novedoso de procesos en los que salen muy pronto del ambiente familiar.
    Ante la duda, ¿quien no sometería a su peque a tratamiento, sobre todo cuando poco se explica sobre si puede tener efectos no queridos?

    Un abrazo y gracias por la reflexión

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    1. Sí, Pilar. Seguramente cada uno de los recursos que hoy tenemos a mano sean buenos y todo consista en encontrar una dosificación adecuada y aceptable y eso sea un equilibrio inestable, siempre sometido a crítica. Un beso

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  2. Manuel Ángel Puentes10 de abril de 2016, 3:56

    Yo estoy con las compañeras de Grazalema: la mejor estimulación precoz la da la escuela infantil. Incluso es habitual que los tratamientos que dan en las unidades de salud mental incluyan la recomendación de escolarizar a los niños desde edad temprana, por los estímulos que reciben de los iguales y de los profesionales de las escuelas infantiles. Muy claras han de estar las cosas para que yo apoye terapias que supongan sacar al niño de sus contextos de vida para meterlo en la asepsia de un centro de rehabilitación, sea hospitalario o de gabinete de reeducación.

    Y el queso de las cabras payoyas, exquisito en todas sus variantes.

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    1. DOY FE, QUERIDO, DE LA EXCELENCIA DEL QUESO DE LAS CABRAS PAYOYAS Y MIS HIJOS, POR LA PRÁCTICA, LO RATIFICAN.
      COMPARTO LOS CRITERIOS CONTIGO Y DE HECHO, NUESTRO COMPORTAMIENTO A LO LARGO DE LOS AÑOS HA FUNCIONADO EN ESA DIRECCIÓN. hOY NO RENUNCIARÍA A REFUERZOS PUNTUALES COMPLEMENTARIOS POR SI CUPIERA CON ELLOS ALGUNA MANERA DE COMPENSAR POSIBLES DÉFICITS CONSTATADOS. lO QUE PASA ES QUE ESTAS COSAS SON TAN SUTILES Y SUS CONSECUENCIAS TAN IMPORTANTES A LARGO PLAZO QUE CREO QUE TODAS LAS PRECAUCIONES SON POCAS ANTES QUE DEJAR A UN PEQUEÑO SEÑALADO ANTE SUS COMPAÑEROS. uN ABRAZO

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  3. Es un tema realmente interesante, y muy desconocido...

    Saludos

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  4. Hola Antonio.Yo no puede opinar mucho.
    Te cuento que cuando nació mi hijo mayor me decían que no lo espabilara demasiado que no era bueno.Al segundo ya lo espabilé más y el tercero era muy vivo y a los cuatro meses ya gateaba.En cuanto a las vacunas, cuando yo era pequeña empezaron las de la polio, a mi nunca me la pusieron y no la cogí y algunos que se la pusieron la cogieron, setrá porque era al principio. A mis hijos si que los han vacunado de todo incluso del sarampión.
    En fin, es un placer leerte porque siempre aprendo y aunque tengamos ideas diferentes no pasa nada porque hay mucho respeto entre nosotros.
    Un abrazo desde Valencia, Montserrat

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    1. Yo también estoy muy satisfecho porque intercambiemos comentarios. Lo de que tengamos ideas diferentes lo que me parece es una riqueza, no una limitación. Un beso

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