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domingo, 2 de agosto de 2015

INTEGRADOS


         Hemos repetido de muchas maneras  que tantas  vacaciones no nos parecen aconsejables para los pequeños. Que hay demasiado espacio entre el último día de clase y el primero del próximo curso, para el que todavía  falta un mes. Que terminan por disociar los dos estilos de vida y que sufren verdaderos traumas para asumir los nuevos porque ya han desconectado del  que tuvieron el curso anterior. Que las personas terminamos por adaptarnos a casi todas la situaciones pero que eso no significa que no pudiera haber maneras de distribuir el tiempo más acordes a la evolución afectiva y que no parezcan dos compartimentos estancos y en muchos casos hasta contrapuestos.

         Visto que esta es la realidad más frecuente y que hay toda una manera de vivir en la que se desenvuelve la familia en época veraniega, quizá no esté mal dilucidar lo que podría ser mejor para los pequeños, una vez que han de vivir con todos los miembros de la familia y que no disponen del paraguas ordenado de la estructura escolar que los proteja. Los pequeños suelen ser esos seres que condicionan la vida de los demás  y que siempre andan por medio sin que nadie sepa muy bien qué hacer con ellos. No es raro encontrarlos de mano en mano sin orden ni concierto y más bien incordiando a unos y a otros porque ninguno sabe muy bien qué es lo que puede hacer con ellos y dónde localizarlos para que cumplan alguna función y desarrollen un papel en el conjunto. No es difícil encontrar una secuencia ordenada para la familia durante el veranos siendo así que todo el orden que conocemos está como en otro sitio y desarrollando una serie de actividades que están fuera o al margen de las que se desarrollan en periodos vacacionales.

         La idea de que los pequeños son miembros del grupo como cualquiera otro sea la primera piedra de convivencia que todos deben asumir desde el primer día. Con la única diferencia en todo caso que mientras los miembros mayores son capaces de valerse por sí mismos, en el caso de los pequeños tienen que estar en cada momento bajo o cerca de la mirada vigilante de alguno de los mayores del grupo porque no pueden valerse en todo momento por ellos mismos. Al mismo tiempo hay toda una serie de actividades, limpieza, comida, sueño, que son un tanto específicas de los pequeños y que se producen en tiempos distintos de los mayores lo que viene a reforzar la idea de que un adulto, el mismo o distinto según los casos, debe responsabilizarse de asumir esas atenciones diferenciadas del resto para que se sientan integrados en el conjunto. Si estas atenciones se cubren con la diligencia debida no estaría de más que, una vez resueltas, los pequeños pasaran a formar parte de las secuencias del grupo y se les pudiera ver en los mercados acompañando a quien tenga que hacer la compra, lo que les va a servir como magnífica fuente de relación social con los vecinos así como escuela de conocimiento sobre ingredientes y elementos que integran las necesidades alimenticias cotidianas, a la vez que se sienten miembros de su familia.


         Hay horas en las que es algo más fácil ofrecer una actividad como pueden ser aquellas en las que el resto de los miembros se solazan con el agua y con las sombrillas. Conviene entonces estar pendiente de la seguridad,  de los cuidados sobre la exposición al sol en exceso o de tener cerca de ellos una botella con agua para que de vez en cuando no les falte un sorbo, cosa que fácilmente se les va a olvidar porque ellos van a estar pendientes del juego sobre todo. Las comidas de mediodía pueden ser comunes sin mucho problema y sólo hace falta que un adulto se preocupe del cuidado y del orden de los pequeños para que su alimentación se produzca en tiempo y forma. Si las cosas se han hecho razonablemente bien podemos disponer seguramente de un buen rato de siesta reparador para todos y un grato paseo por la tarde, con lo que tenemos más o menos ordenado un ritmo de vida para estos tiempos sin escuela. 


7 comentarios:

  1. Un tema complicado que pocos saben tratar adecuadamente....

    Un cordial saludo
    Mark de Zabaleta

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  2. Es muy cierto lo que expones en tu artículo de hoy. Las vacaciones muy largas tienen consecuencias a mi modo de ver poco positivas para los más chicos y sus familias. En nuestro país contamos con cuatro periodos de vacaciones dos largas y dos cortas. Largas de hasta un mes y cortas de una semana. En cualquier caso largas o cortas los padres de los más chicos se ven muchos de ellos en apuros realmente viendo y consultando a diario con quien dejar al niño para sus cuidados ya que hay que trabajar. Pero se han diseñado unos programas para los periodos de vacaciones bastante importantes como el de "Vacaciones recreativas" Un servicio integral de Recreación, Cultura, Educación y Deporte que busca desarrollar en niños y niñas habilidades sociales, físicas y mentales a través de un aprendizaje feliz en su periodo de vacaciones, alrededor de la promoción en valores.
    Es muy aceptable y ojalá todas las familias tuvieran el acceso a él pero no es así pues tiene un costo o valor por cada niño y así las cosas no todos lo tendrán. Esto es una parte y la otra también importante y que hay que valorar son los procesos iniciados en el cole o el jardín que se ven abrupta mente cortados en vista de vacaciones y cuando se regresa de ellas es como iniciar de nuevo uno y otro proceso ya sea de adaptación o un aprendizaje más formado. Pero bueno nos queda de las vacaciones en tu caso de verano, el compartir con familiares y amigos y una recarga de energías para iniciar labores ya sean escolares o de trabajo. Me encanta leerte. Un beso refrescante.

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    1. Para empezar acepto con agrado el beso refrescante porque todo Julio alrededor de los 40 grados se hace un poco excesivo, la verdad. Comprendo que vivo aquí y que el clima es extremo. cuando frío, mucho y cuando calor también, pero este año ha sido un poco insólito.
      Las actividades alternativas a las que aludes se podrían convertir en una buena alternativa a los largos periodos sin clase pero es cierto que no suelen ser gratuitas, lo que condiciona su asistencia por razones económicas. Pero el problema fundamenta está en el hecho de que tantos días de vacaciones desconecta a los pequeños de las rutinas laboriosamente asumidas. Después, a la vuelta, hay como que empezar de cero y recuperar estructuras de comportamiento que ya se daban por resueltas, lo que duplica el esfuerzo para conseguir lo mismo. Estoy seguro que en el diseño de la distribución de los tiempos de trabajo y de vacaciones no se ha pensado en los niños para nada y este es el problema. Las cosas se hacen sobre todo por criterios económicos y administrativos y las personas han de desenvolverse dentro de mejor o de peor grado. Un beso agradecido y que quema

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  3. Me faltó comentar que la música de Antonio Lucio Vivaldi me encanta. De Bethoven Sonata Facil OP 49.

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    1. Me faltaban piezas de verano y creo que he recurrido a Vivaldi, siempre maravilloso, en repetición

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  4. de las impropiamente (porque no es ese el término estrictamente laboral que corresponde) llamadas Vacaciones Escolares, mejor no acontentar a unos para desacontentar a otros.
    Y, como toda la vida ha sido, (servidora, desde su tierna infancia siempre tuvo pausa escolar en julio y agosto), quien sepa y pueda ponerle el cascabel al gato, póngaselo. Y asunto terminado

    abrazo

    Y en cuanto al 'presto' de este movimiento 'Verano', te propongo una actividad sencillamente instructiva: cuenta cuántas semicorcheas entrtan!!!, jejeje. abre el enlace que te he puesto

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  5. Desde luego Antonio tratas estos temas con una delicadeza y prudencia exquisita. Se nota que te gusta y que eres un profesional. Gracias por darnos estas clases magistrales. Un beso

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