Del
texto de la semana anterior quedó un testimonio gráfico aportado por Ivonne del
que no pudimos dar noticia, sencillamente porque no sé cómo incluirlo en los
comentarios. Ni siquiera sé si se puede incluir. Si alguien lo sabe y quiere
contarlo, a lo mejor podemos aprenderlo. De cualquier modo, lo más que hemos
podido ofrecer es la posibilidad de sacarlo en éste y ahí va como primera foto
para que no se nos queden aportaciones pendientes ni atrasadas.
El
asunto que queremos tocar hoy tiene que ver con las reivindicaciones sobre la
primera infancia y las razones de por qué cuesta tanto hacerlas visibles y que la sociedad las
conozca. Como lo hemos vivido a lo largo de muchos años tenemos tendencia a
hacernos víctimas más o menos exclusivas pero sé que no somos los únicos que
tienen dificultades para hacerse presentes socialmente hablando. En realidad
nuestro sector como cualquier otro de los que no votan, que son bastantes,
tienen precisamente en el voto su mayor dificultad para disponer de presencia
social significativa. Muchas veces hemos realizado manifestaciones para
conseguir puestos suficientes en
Escuelas Infantiles, mejores condiciones de juego en las ciudades, espacios acotados
con suficiente seguridad o tantas otras mejoras pendientes que quedan a pesar
de reconocer que las mejoras han sido y son de gran calado desde unos años a
esta parte, cosa que es de agradecer y que significa una conciencia creciente
sobre la valoración de estas edades primeras de la vida.
La
forma de valorar la cantidad de faltas pendientes todavía, a pesar de los
importantes esfuerzos, es reconocer que se empezaba desde muy atrás y, por
tanto, el camino a recorrer era largo y tortuoso. Uno se da cuenta de que nos
encontramos tan en mantillas que los primeros pasos se han de dirigir a definir
cuáles y cuántas son las necesidades más elementales y de qué orden. Creo que
eso dice de dónde partimos y qué nivel de conciencia necesitamos cuando ni
siquiera tenemos definidas las necesidades más apremiantes a las que una sociedad
debe responder a sus ciudadanos de los primeros años. Con mejor o peor acierto
se están dando los primeros pasos para definir las necesidades y poner las
primeras medidas que lleven a un mundo en su día en el que los pequeños se
sientas concernidos como ciudadanos. Estoy seguro que estos progresos se están
produciendo con una enorme irregularidad según los países, su nivel de riqueza
y sobre todo, según el reparto que se hace de la misma. Por lo que he podido
conocer estamos dando algunos pasos en el terreno de la salud: higiene,
limpieza, comida, sueño, condiciones de habitabilidad de las viviendas y de los
espacios públicos destinados a los pequeños.
No
quiero ser desagradecido y reconozco que, al menos en determinados países como
en el que yo vivo por ejemplo, ciertamente se ha avanzado en esta dirección pero
tampoco quiero dejar de mencionar que no siempre significa la mejora de
determinadas condiciones materiales una mejora global de las condiciones de
vida porque a la vez que algunos elementos avanzan en calidades y adecuaciones,
se van quedando en el camino logros más elementales y que tienen que
abandonarse porque los modernos imponen criterios discutibles pero a los que
todos nos tenemos que someter. Los espacios públicos de juego pueden ser un
buen ejemplo que hable por sí mismo de lo que decimos. Se acota rigurosamente
sobre el resto de los elementos urbanos, lo que hace ganar en seguridad pero al
mismo tiempo establece un cierto clima de jaula en la propia ciudad ya que los
niños deben estar siempre dentro de los recintos destinados para ellos. Los
columpios disponen de materiales con importantes medidas de seguridad en la
composición y en los materiales de que están formados los que hace que ganen en
seguridad sin duda, pero al mismo tiempo también obligan a recluir a los
pequeños a que sea sólo en estos elementos dedicados a ellos a donde tengan que
jugar lo que no deja de ser un cierto ghetto. Sé que no hay nada perfecto pero
estaría bien ser menos estrictos en condiciones y que la ciudad en general estuviera
más cerca de todos.