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domingo, 7 de junio de 2015

VERDAD


         Semana a semana me voy desgajando un poco y grano a grano me voy quedando como desnudo de todo lo que un día quise dejar escrito de lo que ha supuesto mi vida profesional y de los aprendizajes que a lo largo de los años he ido cosechando. Quizá también pueda suponer alguna forma de acumulación de capacidad para expresar cosas que quería y otras que ni siquiera sabía si quería. Si todo va como está previsto, la próxima semana cambio sustancialmente de escenario y ya veremos qué se me ocurre meter en el blog desde la ciudad de Bogotá. Me gustaría seguir el hilo de mi discurso,  que no entiende de paisajes y que sólo mide las posiciones interiores referidas a la educación de los más pequeños perfectamente universales. Sólo falta constatarlo y hacerlo presente. Un día lo manifesté desde Oslo en Noruega y ahora espero ofrecerlo desde Colombia, otro Norte del Sur y un mundo distinto y rico al mismo tiempo.

         Desde aquí intento dar vueltas a la idea de la finalización del curso que llevamos entre manos antes de entrar en ese mar de la tranquilidad que significa el verano en el que parece que no pasa nada y en el que los pequeños han de aprender un orden de vida muy distinto al de la escuela una vez que ya se había logrado una cierta armonía y estructura  más o menos orientada. Quizá el alto precio que se ha de pagar por asumir un orden nuevo que deriva de la actividad con la familia, con nuevas normas y con nuevas limitaciones también,  signifique alguna manera de aprendizaje pero seguro que también significa un precio que hay que pagar por ello. Seguramente la vida siempre es así y no hay paso que no se dé por el que no haya que pagar lo más o lo menos. Entre los de seis años en adelante lo sintetizamos en exámenes y en notas finales que intentan ofrecer una imagen de lo que ha supuesto el esfuerzo del curso que comenzó en el lejano septiembre. Entre los más pequeños no es posible tanta síntesis y hay que ponerse algo más discursivos si se quiere afinar.

         El aprendizaje de los pequeños, desde que yo tengo conocimiento ha ido asociado a la globalización. De ahí que no se preste a notas numéricas. Los aprendizajes esenciales que son como hemos insistido tantas veces, los que se juegan en esta etapa,  no caben en el estrecho margen de un número o de un calificativo escueto. Precisa de palabras,  de frases, de explicaciones y de argumentos y aun así se sabe que el resultado se queda corto porque la vida es muy difícil encajarla en una estructura lingüística, pero es verdad que alguna forma hay que escoger para comunicar a las familias por dónde va el camino que se intenta recorrer y la idea del informe que Manuel comentaba la semana pasada puede ser un acercamiento válido para ofrecer pistas a los familiares, sobre todo si se ofrecen unidas a explicaciones individuales o colectivas en reuniones que saldan en ellas mismas los logros o las dificultades, unas veces planteadas por los responsables de los grupos y otras por las propias familias para consideración de todos. A fin de cuentas la educación es cosa de todos y está bien que nos lo tomemos como tal.


         Quizá interese recalcar una vez más que en el proceso educativo nos educamos todos aunque en este caso  la excusa sean los más pequeños. Probablemente es la lección más profunda que ofrece un momento de síntesis como este de fin de curso. Yo he pensado muchas veces y hoy lo sigo pensando más todavía que en este proceso de aprendizaje permanente que es vivir,  en cada momento hay un asunto que puede servir de excusa pero que al final la verdad es que lo importante es aprender  sobre nosotros mismos y sobre nuestras posibilidades ilimitadas. Necesitamos diversas palancas que nos permitan hacer fuerza para movernos y vamos usando este argumento o el otro en función de unas razones u otras  pero en el fondo todas  se concentran en una sola: somos seres perfectibles y eso nos permite un proceso de aprendizaje sin fin. 


9 comentarios:

  1. Hola Antonio:
    Todo son etapas. Me ha encantado como explicas la educación de los niños.
    Desde donde sea que escribas seguro que tus Posts siempre despertarán interés y conocimiento.
    Un abrazo, Montserrat

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  2. Gran reflexión...
    La Sinfonía del Nuevo Mundo fue mi primer disco ... con 12 años !

    Saludos

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  3. Manuel Ángel Puentes7 de junio de 2015, 23:03

    A veces me da por pensar que el mejor informe que yo podría hacer a final de curso no es el de lo que ha supuesto el curso para cada niño, sino lo que ha supuesto para mí; lo que he aprendido, lo que me sigue funcionando, lo que me genera dudas y aquello en lo que todavía no doy la talla.
    Pensar que el maestro pasa por los cursos sin verse afectado por la relación con los niños, sus familias, los compañeros, los demás profesionales con los que nos relacionamos fuera de la escuela, la gente con la que nos encontramos por la calle... es pensar en una máquina de enseñar, no en una persona.

    Buen viaje

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    1. Estoy de acuerdo una vez más contigo, Manuel. Es más, se me ocurre que no enseñamos a los niños ni los niños aprenden con lo que les decimos aunque nos pasemos los días intentándolo, sino con lo que somos, eso que transmitimos sin darnos cuenta siquiera y muchas veces hasta a pesar de nosotros. Por eso cada día me parece más esencial intervenir en lo que somos para modificar y perfeccionar en la medida en que podamos esa faceta de nosotros, que es la que transmite y la que queda en definitiva. Un abrazo

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  4. *todos los mundos son nuevos. Todos, vividos, y vívidos, día a día sin destruirlos!
    *todo o al menos una cuarta parte de los mundos acontece en verano. Buena estancia en Bogotá!
    abrazos

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  5. Siempre muy rica tu reflexion mi amigo....Te mando un abrazo y Muchas gracias por tu cariño cada vez que te asomas por mi rincón.
    Besitos y feliz día.

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  6. un placer haberte encontrado
    leido
    disfrutado
    un abrazo
    sin
    conocerte

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  7. Creo que los profesores formáis una importante parte en la educación de los niños.Lo que nos transmitís desde la infancia nos ayuda a crecer como persona. Yo tuve la gran suerte de tener en mi etapa escolar a un gran profesor de letras y de música, que me hizo amarlas....Un gran trabajo. Un beso

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