La
configuración de los espacios determina en gran medida las posibilidades de
acción que se pueden desarrollar en ellos y hasta la propia forma de hacer. En
las aulas en que hemos trabajado y en las que mis compañeros siguen trabajando
hay espacios definidos desde hace bastantes años ya, lo que quiere decir que se
ha creado escuela sobre una forma de trabajar compartida y asumida para
desarrollar un tipo de escuela no hermética ni cerrada pero sí estructuralmente
entroncada con lo que en su día fue la escuela activa. Se trata en síntesis, de
ofrecer a los menores una serie de ámbitos dentro del aula que les permita
elegir actividad y compartir con pequeños grupos una serie de acciones que los
hagan protagonistas de la acción educativa.
Tampoco
hay que entender estos espacios que se van a mencionar como cerrados sino como
sugerencias más frecuentes, entendiendo que en otros contextos pueden ser distintos porque lo que interesa es la forma
de trabajo y no los trabajos concretos. Quiero destacar un primer espacio
informe que cubre más o menos la primera media hora de la jornada y ocupa toda
la clase. Es el intercambio de información entre unos y otros sobre los
aconteceres que han vivido desde que se fueron a su casa la tarde anterior. No
tiene más cometido que permitir que el intercambio fluya y que los mensajes
entre unos y otros se produzcan con la mayor y mejor cantidad y calidad
posibles. Normalmente la persona responsable puede y debe intervenir porque en
ese intercambio de información, aparte de ejercitar el lenguaje hablado de una
manera bastante rica, también se proyecta una foto sociológica del grupo por lo
que es fácil encontrar a personas muy bien arropadas de compañeros y otras más
bien solas y que se comportan como si no formaran parte de la clase.
Hace
ya muchos años que no logro entender cómo es posible que tengamos como una de
las misiones fundamentales la de que los pequeños aprendan lenguaje y en cuanto
llegan a la clase lo primero que impongamos casi a sangre y fuego sea que se
callen. No tiene lógica el objetivo a conseguir con las medidas a tomar. Los niños
tienen que hablar, necesitan hablar y aprender a hablar es bastante complicado.
Mucho más, sin duda, si tienen que hacerlo a nuestras espaldas o contraviniendo
nuestra órdenes. Nuestros alumnos hablan todo el tiempo y no solo pueden
hacerlo con libertad sino que el desarrollo del trabajo no sería posible sin su
aportación. Otra cosa muy distinta es que, según en qué momento y para qué
objetivos, el discurso haya que ordenarlo en una dirección o en otra porque no
es lo mismo tener que aprender a escuchar lo que dicen los compañeros, cosa
nada fácil o contar una secuencia de nuestra vida de manera escueta para que
los demás no se cansen y pierdan el interés en lo que les decimos.
Hay
espacios para gran grupo como el reservado para la asamblea, primer acto formal
con el que se empieza cada mañana y en el que se planifica el trabajo, se
ofrecen propuestas de actuación o se piden cuentas sobre el grado de
cumplimiento de acciones emprendidas con anterioridad, y otros espacios
destinados a pequeños grupos en los que necesariamente se han de distribuir en
equipos de trabajo y que se realizan simultáneamente en la clase como el rincón
de biblioteca, por ejemplo, o la cocina o los disfraces o las construcciones o
el rincón de plástica. Insisto en que no son más que enumeraciones porque sería
imposible establecer todas esas actividades al mismo tiempo. Son sugerencias
posibles que permiten entender que la cantidad de posibilidades es muy amplia.
Según las épocas del año o el interés más o menos demostrado por los pequeños
nos puede decir qué acciones podemos simultanear y durante cuánto tiempo.
Lo que
me importa remarcar es que, sean estas las acciones a desarrollar u otras, el
protagonismo de los pequeños es lo verdaderamente relevante. Para el desarrollo
de cualquiera de estas acciones el ejercicio del lenguaje hablado es de capital
importancia. No podemos comunicarnos con los demás si no es hablando o
moviéndonos y esas dos capacidades deben caber en la escuela.
Um abraco e bom Domingo.
ResponderEliminarGLUOSNIS - Lithuania
Gracias por tu visita. Me encantaría saber tu lengua y podernos comuni9car en directo. Te mando un gran abrazo desde el sur de esta Europa nuestra
Eliminar¿Cómo estás, amigo Antonio?
ResponderEliminarEn primer lugar te pido disculpas por mi tardanza en la vista a tu extraordinario blog, motivado por la apretada agenda que me ocupa.
Es un placer disfrutar de tus magnificas publicaciones, llenas de sabiduría y que muestras una gran compromiso capaz de trasmitírselo al lector, por lo que te felicito.
Gracias por compartirlas, un fuerte abrazo y hasta muy pronto……………..
Este año todo el equipo de la escuela se ha puesto como tarea revisar la organización de las zonas de actividad bajo la pregunta de qué queremos que pase en ellas. La organización del espacio nunca es definitiva, porque las necesidades de los niños van cambiando en función de cada grupo; aunque hay unas pautas básicas como las que tú planteas: el juego simbólico, la experimentación, la biblioteca, las construcciones, el espacio para la asamblea, para comer, para dormir; los talleres... sin olvidar que el patio con sus zonas de juego motriz, arenero, plantas, pista, casitas... también es parte de esa planificación del espacio.
ResponderEliminarMe alegra esa capacidad de revisión continua del trabajo. Es verdad, por mucho y por muy bien que se crea haber hecho algo, y puede ser que lo sea, siempre es rico sentarse tranquilos en grupo y reflexionar. Bien para reincidir sobre lo hecho con nuevos argumentos o buen para cambiar algo que podemos averiguar que merecía el cambio. Ambas actitudes son señales de vida, de vitalidad y de confianza en el trabajo. Lo que importa es el camino, ya se sabe. Un abrazo
EliminarCiertamente el entorno es la clave....
ResponderEliminarSaludos
hablar. y esparcir en palabras lo que el silencio impuesto no consigue.
ResponderEliminarsupuestos básicos para toda sociedad que se precie: incluída la Escuela.
Bss
Excelentes reflexiones, las originarias y las posteriores
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