No sé
qué tipo de bichos cibernéticos pululan por el éter dispuestos a introducirse
en la máquina y hacerla inservible en cualquier momento. Hasta ahí no llego.
Tampoco sé si tendrá que ver con el trancazo de resfriado que, después de
varios años sin olerlo siquiera, éste se me ha metido a conciencia y veremos lo
que tardo en quitármelo de encima. Esto ha hecho que ayer, mi día de edición
habitual, me fuera imposible poner la página correspondiente a esta semana.
También me ha permitido entrevistarme hoy con Enca a propósito de aquel
proyecto común sobre los terrores nocturnos y con mi hija Elvira que parece que
se va a responsabilizar del diseño porque le gusta mucho el tema de la edición
y siempre lo hace en su cole y con buen resultado. Una vez más en la vida, un
poco de cara y un poco de cruz.
Sobre
la cruz no quiero insistir mucho. El tema de salud ya está sometido a la
Couldina y a un respirador nasal y a esperar que el cuerpo se vaya recuperando
poco a poco con abrigo suficiente porque Granada puede ser muy calurosa en
verano pero también muy fría en invierno y acaban de llegar los bajo cero casi
de golpe. Del ordenador me confieso completamente impotente y le he dejado a mi
amigo Fran el cometido de limpiarlo y de ponerlo a punto y él, eficaz y diligente
como siempre, me lo ha devuelto a la vida, aunque con un día de retraso. En
ocasiones similares tiendo a sentirme desamparado pero en esta ocasión me lo he
tomado con filosofía y he comprendido que no soy más que una persona y ya soy
mayor para asumir que hay cosas contra las que uno no debe luchar porque son
batallas perdidas de antemano. Es la tarde del lunes y ya estoy en condiciones
de restablecer el contacto con vosotros, dichoso de mi comportamiento y de que
sólo hayan sido 24 horas de retraso que sé que comprendéis porque seguro que en
algún momento os habrá pasado a vosotros algo parecido.
Sobre
la cara, por el contrario, no sólo no me importa insistir, sino que me alegro
de hacerlo. He presentado a Enca a mi hija Elvira y han simpatizado al momento,
cosa que no me extraña nada conociendo a Enca como la conozco y nos ha enseñado
las ilustraciones del libro que las tiene muy avanzadas. Casi terminadas diría
yo, a falta de algunos recortes de última hora. Nos ha impresionado la cantidad
de material gráfico que tiene preparado y la fuerza de imagen que el libro va a
ofrecer. Es evidente que me gustaría que hubiera una editorial que se hiciera
cargo de él, lo materializara con interés y lo difundiera adecuadamente. Los
libros se hacen por muchas causas y la de la difusión es una de ellas, a qué
nos vamos a engañar. Intentaremos que así sea pero lo que sí sé ya es que el
libro ¡SOCORRO, PAPÁ! va a ser interesante y le va a servir a cualquier pequeño
que lo vea y que lo lea. Me siento muy satisfecho del trabajo hasta aquí y
espero daros más noticias del libro cuando esté en las librerías.
Yo sé
que una entrevista con Enca no es posible realizarla son un tema cerrado y esta
no lo ha sido. Tanto ella como yo hemos tenido ocasión de comunicarnos
proyectos de diverso tipo en los que
estaríamos interesados en participar ambos. Quedaría pretencioso sacarlos a la
luz cuando no son más que ideas, futuribles que tendrá que ser el tiempo el que
irá diciendo si se convierten en realidades, y en ese caso no tendré inconveniente
en daros cuenta o, sencillamente no se convierten más que en semillas de otras
ideas que salen a partir de estas. Lo que sí es verdad es que Elvira ha salido
alucinada de la entrevista, cosa que no me ha extrañado y yo con un mayor y
mejor conocimiento de Enca, la hemos hecho en su casa, porque hemos podido
conocer mejor su producción gráfica, tanto para posibles ilustraciones como de
producción pictórica personal, que me parece de una acusada personalidad. Una
vez más, un poco de cal y un poco de arena.