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domingo, 28 de septiembre de 2014

HÉCTOR


         He dicho muchas veces y no tengo empacho en decirlo hoy una  más que mi principal empeño con estos textos es lograr que se hable del tema de la educación de los más pequeños y que el asunto se convierta, en la medida en que yo pueda, en un tema vivo en la gente que pueda estar interesada. Para mí ha significado mi vida profesional pero también el profundo convencimiento de que en estos primeros años de vida de las personas se juega gran parte de su visión del mundo y de las relaciones humanas en el futuro. No quiero ser alarmista pero parece indudable que la educación en estos primeros años es esencial en la vida de una persona.

         Julia es mi amiga desde hace mil años. Compañera de militancia pedagógica en el Movimiento Cooperativo de Escuela Popular MCEP. En alguna ocasión me ha llevado a Cantabria, su tierra,  para impartir un curso a compañeros nuestros y alguna vez también ella ha sido reclamada por nosotros en Granada para que nos cuente su experiencia pedagógica, tan amplia y tan rica en su colegio Verdemar. Ahora acaba de jubilarse y de vez en cuando hablamos supongo que de batallitas de personas mayores pero que siguen teniendo como destino la mejora de la educación que, en mi caso se centra como se sabe en los más pequeños. Hace poco ha tenido un nieto, Héctor y, por lo visto, de vez en cuando le insiste a Laura, su hija y madre de Héctor, que lea alguno de los textos que yo publico porque considera que puede tener interés para la madre del niño y, en resumidas cuentas, para el propio niño. Creo que ella lo sabe pero quiero dejar constancia de que un hecho tan simple significa que el trabajo que yo desarrollo en el mantenimiento de este empeño tiene sentido y afecta a personas concretas, con nombres y apellidos.

         Cuando uno escribe busca un destinatario que se sienta concernido y al que le llegue lo que uno dice pero aquí delante no se ve a nadie. Sólo en los comentarios de Manuel Ángel, porque lo conozco, sé que tiene como destino su trabajo con los pequeños. Quizá en algún momento siente uno la falta de ese destino de carne y hueso que te asienta los pies en la tierra y te dice que vale la pena tu empeño y que hay que seguir porque de tus palabras pueden sentirse beneficiadas personas concretas, con nombres y apellidos, al margen de cualquier persona en cualquier lugar del mundo porque este medio tiene la gracia de poder estar presente tanto aquí como allí al mismo tiempo y puede ser leído por mi vecino del tercero derecha como desde Cantabria por Julia o desde la Conchinchina por alguien al que no veré jamás. Me resulta valiosa esa capacidad de internet pero uno no deja de añorar la referencia concreta de un destino palpable y para unas personas que sabes sus nombres y que las conoces y las has tratado. Yo escribo lo que escribo de verdad, poniendo en cada palabra todo lo que he podido acumular a lo largo de los años y lo escribo para el viento pero quiero que su destino sea Héctor y otros como él. Ellos son los verdaderos destinatarios.


         Tampoco quiero trasmitir una serie de recetas que pudieron ser más o menos útiles en un momento determinado pero que en este momento se quedan fuera del aquí y del hoy porque la vida ha cambiado. No. Lo que me gustaría es ofrecer un discurso abierto, unas sugerencias que, salvando las distancias de lugares y de tiempos, sirvan como puntos de reflexión y puede que en algunos casos como hallazgos incluso para encontrar salidas a la serie de incógnitas o dudas por las que  atraviesan personas dedicadas a la educación o familiares que se encuentren atravesando el trance de tener en estos momentos hijos pequeños y puede que reconozcan alguna pista útil en alguna de estas reflexiones. Julia, ésta es una más dedicada a ti y a los tuyos con la esperanza de que sirva como argumento de credibilidad para cualquiera que lo lea.


9 comentarios:

  1. Es cierto que por comodidad, por simple dejadez, o lo que es peor, porque se dan por supuesto no hacemos demasiados comentarios, así a secas, de lo que leemos. El inconveniente de internet es que no te abliga a expresar tu opinión sobre lo que lees, basta con hacerlo y valorarlo como positivo u olvidarlo. Aunque no te lo diga semanalmente, yo soy asiduo lector tuyo, me gustan tus acertados comentarios, aunque por ahora no tenga oportunidades de testarlos en personitas cercanas. Espero que algún día lo pueda hacer.
    Se me olvidaba, te he copiado eso de poner música para amenizar las lecturas. Creo que no te importará?.
    Saludos,

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  2. Mira Héctor, por si alguna vez lees esto, que sepas que las personas mayores, que ahora son para ti la mayoría; tienen experiencia y lo que eso vale no tiene precio. Pronto verás que maestros ó maestras que vas conociendo dejan huellas a veces tan profundas como los padres. Y por terminar, si estas experiencias y vivencias se escriben, sirven mas y mejor por esa especia de poder mágico que tiene lo escrito. Así es que si te gusta, disfrutalo, y en cualquier caso diselo a otro para disfrutarlo juntos y aprovecharlo. Pero pase lo que pase lee y no dejes nunca de leer.

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  3. Gracias Antonio,muy interesante tu entrada,todo lo relacionado con la enseñanza me interesa, mi trabajo se relaciona directamente con la docencia, saludos.Amatista

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  4. Cuando yo te contesto y cuando incluso elaboramos una cadena de respuestas del uno al otro, estoy reviviendo aquellas tertulias que montamos en la trastienda de la librería Escuela Popular (la sede del MCEP en Granada) allá por los años ochenta.

    Visto en perspectiva, reconozco que ha sido un logro hacer obligatoria (dentro de la jornada laboral) la formación permanente a través de seminarios organizados desde el Patronato/Fundación de las escuelas municipales de Granada en las que ambos hemos desarrollado la parte más importante -no la única- de nuestro oficio de maestros.

    Pero esa obligatoriedad y el no admitir otro tipo de seminarios que no fueran los controlados por la institución supuso la muerte de nuestras tertulias. Yo todavía conservo sus actas y no hace mucho las volví a leer.

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    1. Recuerda, querido amigo, que nuestra Formación Permanente en la empresa empezó en forma de seminarios también. Siguieron poniéndose obligatorios y se transformaron en horas laborables y terminaron por convertirse en Cursos. Nuestras tertulias las imponíamos nosotros y en la empresa se convirtieron en institucionales. Creo que todos los beneficios a la vez no son posibles porque unos colisionan con otros. Ningunos me parecen malos de por sí, pero seguramente no pueden convivir al mismo tiempo. Sigo creyendo en nuestra formación permanente voluntaria y de iniciativa colectiva y que obedezca a necesidades personales. En cuanto se convierte en directiva ya es otra cosa. Un abrazo

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  5. Todos somos destinatarios de estos consejos, que vienen de la experiencia de una larga carrera profesional.

    Gracias Antonio.

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  6. pareciera reproche pero no lo tendré en cuenta como tal.
    cada cual , desde el infeliz anonimato que otorga el FELICÍSIMO internet, opina a tenor de sus propios criterios.
    es claro que no añadir comentarios no tiene en absoluto por qué equivaler a indiferencia. Menos, a desdén.
    y si de consejos o sugerencias educativos ha de versar el contenido, cierto es que a cada uno de ellos responde un único receptor.
    nacemos, moramos y morimos de la mano amiga de quienes nos educan porque nos quieren.
    a estos, por tanto, y tú cuentas entre ellos, va toda mi gratitud!

    abrazo

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  7. Querido Antonio, sabes perfectamente que si alguna vez no hago comentario de tus escritos tan sabios que siempre y leo y muchas veces comparto para que otros tengan la oportunidad de beneficiarse de tu sensibilidad, tu responsabilidad, tu maestría en la educación, bueno, como decía si alguna vez no hago comentario no significa que no te lea- siempre te leo !!! y te quedo muy agradecida por tus sabios consejos- compartimos una profesión y también una amistad sincera y hermosa y yo comparto tu sabiduría con los míos y con mis amigos en general .
    Te dejo, un gran abrazo lleno de inmenso cariño y muchos besos con gran estima y cariño.
    Aurora

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  8. Hola Antonio, todas las experiencias de un profesor tienen mucho de enseñanza para todos: niños, adolescentes, jóvenes y mayores. De la experiencia de la vida salen las grandes lecciones.
    Gracias por compadtirlas. Me quedo como seguidora y agradwzco tu visita y comentario a mi blog.
    Un saludo
    Rosa

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