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domingo, 15 de junio de 2014

IDIOMA


         Cada época del año va unida inevitablemente a unas particularidades que se ligan a la vez con lo que la estructura escolar promueve. En este tiempo en el que las vacaciones, larguísimas vacaciones por cierto,  ya se vislumbran a la vuelta de la esquina, las familias tienen que volverse micas para ver qué hacen con sus hijos durante los casi tres meses en los que la escuela no quiere saber nada de ellos. Supongo que en semanas venideras tendremos ocasión de detenernos en otros capítulos,  pero hoy quiero tocar el del segundo idioma, casi el inglés en exclusiva, que se va imponiendo casi con carácter general.

         Quiero sacar de la batalla del segundo idioma a  aquellos pequeños que en su casa tienen a uno de sus progenitores que habla un idioma distinto el del contexto social en el que se desenvuelve. En estos casos no hay duda, esos pequeños han de criarse desde el principio con dos lenguas simultáneas. Una la de su casa y otra la que usa el contexto social. La experiencia que conozco dice que tardan más en soltarse a hablar pero que, llegado el momento, asumen las dos lenguas como propias y aquí paz y allí gloria. Tuve la experiencia de la inglesa Dolores que intentando ayudar a su hija Keity, le hablaba en castellano. Vino a consultarme porque su hija se reía de ella y le corregía continuamente lo que hablaba, sencillamente porque Keity sabía castellano mucho mejor que su madre. Después de mucho diálogo  Dolores terminó hablando en su propia lengua a su hija y comprobó que la mejor ayuda que le podía ofrecer era hacer que asumiera los dos idiomas, castellano e inglés como propios porque esa era la realidad que le había tocado vivir.

         Quizá, aparte de la variedad de formas de bilingüismo sobre las que acabamos de pronunciarnos, lo que puede crear una cierta polémica es en qué momento y de qué manera introducir el segundo idioma, o tercero en el caso de que ya se sea bilingüe. La realidad que conocemos es que la escuela lo tiene en sus planes ya desde los tres años. Los planes son proporcionar a los pequeños experiencias de segundo idioma empezando por canciones o juegos elementales. Hasta donde conozco la estructura escolar española no logra introducir la segunda lengua con la extensión y con la intensidad suficiente como para hacer que los alumnos salgan dominando el segundo idioma. Estoy convencido de que la causa no es otra que la de que los maestros en general no dominan esa segunda lengua y nos encontramos que más de uno y más de mil tienes que responsabilizarse de enseñar un segundo idioma que ellos no conocen. Quiero suponer que este problema es coyuntural y que en un momento determinado el cuerpo de profesores habrá superado esta deficiencia y estará en condiciones de ofrecer a los alumnos una propuesta de segundo idioma cohesionada y solvente.


         En general hay que pensar que el primer requisito para entrar con garantías en el segundo idioma es el de dominar el materno, tanto si es uno solo como si se es bilingüe, que para nuestros efectos tanto da. Este primer requisito no parece que esté resuelto antes de los cinco años, lo que quiere decir que toda la furia porque cada vez más pequeños comiencen a enfrentarse con la segunda lengua lo que consigue sobre todo en crear confusión y alargar el tiempo que los pequeños necesitan para discriminar bien cuál es su lengua materna y cual la que tienen que aprender. El conocimiento solvente de su lengua materna hace que los pequeños dispongan de un tronco lingüístico solvente y firme en el que apoyarse y usar como referente durante toda su vida. No por mucho madrugar amanece más temprano. En esto de los idiomas sucede lo mismo, por ejemplo, que con la lectura y escritura. No es más eficaz torturar a los pequeños desde los tres o cuatro años con su aprendizaje cuando hacia los cinco o seis, sencillamente cuando sus cerebros se encuentran suficientemente maduros, van asumiendo la lectura y la escritura como un proceso natural. La segunda lengua no necesita prisa tampoco, sino solvencia en sus maestros y el tiempo necesario.


6 comentarios:

  1. La gran capacidad de los niños para hablar en diferentes idiomas es un importante activo a destacar....

    Un cordial saludo
    Mark de Zabaleta

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  2. Lo de introducir el inglés en la escuela ha sido algo que nos ha venido impuesto, pero que a mí sigue sin gustarme,
    Una cosa es trabajar los diferentes idiomas presentes en el grupo, aprendiendo a saludar en diferentes idiomas, o los números, alguna canción, viendo cómo un mismo libro aparece en diferentes idiomas, invitando a las familias a que vengan a contarnos o a cantarnos alguna de sus tradiciones...;todo lo cual no deja de ser un aprendizaje significativo en cuanto se refiere a los idiomas de los propios compañeros (hace una semana hablábamos de las chinas, por ejemplo). Mientras que otra cosa es aplicar una enseñanza sistemática, con una especialista ajena al proyecto educativo del centro y con un objetivo de puro conocimiento. Nuestro intento de vincular la enseñanza del inglés a un momento clave de la vida cotidiana como es la comida, no deja de ser un parche.

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    1. Ya sabes, amigo Manuel, que la administración entiende poco de barcos y mucho menos de matices, que son imprescindibles para el trabajo con pequeños. Recuerda que en su día, casi de la noche a la mañana pasó de tener en sus centros niños de 3 a 6 años a, por decreto, tenerlos de 0 a 3 y nos volvimos locos para montar unos cursos para que su personal tuviera alguna idea del material humano con que se iba a encontrar. No quiero pensar qué pasaría en otros lugares donde tuvieron que realizar el cambio a pelo y sin ningún colchón, aunque fuera débil. Pues con el idioma, lo mismo. Hay que dar inglés y hay que dar inglés. Así nos va. Un abrazo

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  3. que el inglés se haya establecido casi como única propuesta universal no es sino decisión que la sociedad poco a poco a lo largo de casi cincuenta años ha impuesto. Y contra esa realidad poca casi nula la capacidad de reacción que nos queda. Sobre todo a estas alturas de ECUMENISMO, nos guste o nos dé cien patadas.
    La lengua materna, sea cual sea, si es materna, ya está todo dicho: por definición será la prioritaria y la más fácil de aprender.por transmisión directa de padres madres a hijos.
    Un abrazo

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  4. Como siempre tu artículo enseña cada vez. Sé de una experiencia vivida me parece que en Inglaterra: Una familia tuvo que aceptar a una asesora del hogar latina sin conocer el inglés -o nana, como de les llama por acá- para cuidar a sus hijos. ¿Resultará? Es lo que los papás se preguntaban ansiosos. Después de un tiempo la nana subió de unas 30 palabras a 300. ¿Y los chicos? Seguían hablando su idioma con sus padres y el colegio, y con la colaboradora un fluido idioma español sin confusiones.

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  5. Por estos lares la segunda lengua es el gallego y la tercera el ingles :)
    Aunque digan lo contrario así es y así ha sido desde que yo lo conozco ( 30 años)
    Esta bien que aprender otro idioma, pero sin sin obligatorio, opcional eso debería ser- como dice Antonio ya tendrán tiempo de aprender cuando sea el momento-
    Tus artículos son didácticos y con ellos siempre se aprende y uno se quedan pensando y sintiendo también desde luego- Ya sabes que yo soy muy emocional :O
    Te envio un fuerte, fuerte abrazo lleno de calor y un beso mas caluroso aun.
    Aurora

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