Seguidores

domingo, 20 de octubre de 2013

BARRIO


         Antes de afrontar el tema de hoy quiero decir que, aunque estuviera previsto para la semana pasada y lo cambiáramos a última hora, en ninguna medida considero que nos trastocara los planes el que decidimos incluir en su lugar. Al contrario. Esas disgresiones que vamos incluyendo al hilo de la actualidad vienen a dar vida a nuestras aportaciones,  indican claramente que este blog está vivo y que pretende estar vivo, sin miedo a tomar los derroteros que sean precisos, siempre, eso sí,  referidos al tema de la educación de los pequeños que nos ocupa y que es el verdadero sentido que nos hemos marcado.

         Si la escuela está inserta dentro de un barrio es lo mejor porque así forma parte de la comunidad como un servicio más. A veces eso implica disponer de menos metros de patio, por ejemplo, porque los metros son más costosos en los cascos urbanos. Si está en las afueras tendremos otras particularidades pero para el objetivo que pretendemos hoy nos pueden valer de la misma manera. Lo que importa es que la escuela no se convierta en un compartimento estanco de la comunidad y eso hace falta que sea asumido por el equipo docente. Hemos pasado ya las incertidumbres de los primeros días en los que los pequeños han necesitado adaptarse al nuevo estilo de vida. Seguro que habrán empezado a superar los miedos propios de todo lo nuevo que nos pasa en la vida, sobre todo si es profundo y trascendente como es el caso de la escuela. Empiezan incluso a formarse parejas, en algunos casos los pequeños grupos. Cada individuo empieza a dejar traslucir su impronta personal en el grupo, bien hablando o comportándose a su manera.

         Como una pieza más de esa nueva estructura de vida en la que se están desenvolviendo los niños están los alrededores de la escuela y eso hay que conocerlo con detenimiento y sacar todo el aprendizaje que nos puede ofrecer, que es mucho. Cualquier día, pero puede que el viernes sea el más indicado, es buen momento para salir en grupo a pasear y a ver todo lo que nos rodea y no vemos mientras estamos dentro del recinto escolar. Si preparamos la salida o las salidas convenientemente no tendremos necesidad de ir con la rigidez de los soldados, sino más bien como un grupo de personas que van de paseo en visita de reconocimiento. Mejor sin prisa y sin un objetivo que no sea el de gozar la calle, sentirnos parte de ella y permitir que lo que vemos a nuestro alrededor se nos vaya introduciendo dentro de nosotros. Todo nos va a llamar la atención y todo vale para aprender: una frutería, carnicería, tienda de zapatos, farmacia, supermercado, droguería, parada del autobús,  paso de cebra, las aceras, los árboles, los jazmines que ahora están en flor, el herbolario, los bares, el centro médico….


         Esas primeras visitas a los alrededores, cuanto menos pretendan más nos pueden valer. Precisamente en su falta de ambición académica puede estar su principal beneficio. Se trataría sólo de conocer y de reconocer todo lo que nos rodea. Deberíamos dejar tiempo casi para pararnos en cualquier punto y en hablar y explicar aquello que les pueda llamar la atención, que serás casi todo. No debe importarnos demasiado si no hemos sido capaces de andar más allá de dos o tres calles. Ya tendremos tiempo  de nuevos reconocimientos en salidas sucesivas,  que ojalá se vayan produciendo con el tiempo. Lo que importa es que vayamos sintiendo la conciencia de que somos un grupo, como un solo cuerpo con muchos individuos,  que permitamos que penetre en nosotros cada una de las imágenes que vamos contemplando y que serán nuevas sin duda aunque las hayamos visto muchas veces yendo con nuestra familia, sencillamente porque las estamos mirando con otros ojos al lado de nuestros compañeros y porque ahora no estamos solos y sentimos  la necesidad de comunicar lo que vemos, nombrar cada cosa y explicar para lo que sirve, si lo hemos visto antes o si es nuevo…, otra vida,  que es la que estamos empezando a construir desde la escuela.

5 comentarios:

  1. a gusto me hubiera quedado para siempre frente a la Madrassa escuchando el hang. como ello no es posible, aquí quieta, a meditar a los vientos fresquísimos de los aires granaínos. una auténtica joya de vídeo para pensar en la otra joya que son los 'Infantiles', de paseo por el entramado de barriada.
    me ha encantado

    Bs

    ResponderEliminar
  2. Ciertamente analizas un aspecto importante en la vida del niño...su entorno vital, tras la familia, donde va a conocer un entorno que tendrá una gran influencia en su educación...

    Un cordial saludo
    Mark de Zabaleta

    ResponderEliminar
  3. Mañana, en la reunión general de padres de la escuela me toca hablar de la relación de la escuela con su entorno, cómo el barrio entra en la escuela y cómo la escuela sale al barrio, así que tus palabras me sirven para refrescar otros puntos de vista.
    El tema de la seguridad en las salidas se plantea con frecuencia (el curso pasado unas madres pretendían que saliéramos con chalecos fosforescentes, por ejemplo). A mí me gusta que los niños vayan sueltos, sin cogerse de la mano, ni agarrados a una cuerda, y mucho menos en fila. Recuerdo un dibujo de Tonucci donde, tras una excursión en fila, se le pedía a los niños que dibujaran lo que habían visto en el paseo y un niño presentaba el dibujo de la nuca de su predecesor en la fila.
    En cuanto a ir cogidos de una cuerda... yo empecé a hacerlo, hasta que un día que pasaba por el antiguo mercado de san Agustín (antes de que se hiciera el aparcamiento, en los primeros ochenta) un gitanillo que estaba con un cajón vendiendo limones y perejil, se me acercó con gesto asustado a preguntarme "Maestro, ¿qué han hecho?", creyendo que los llevaba atados a algún destino tenebroso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Una de las muchas ventajas que tiene esta relación que nos hemos agenciado, al menos para mí, es que no me permite separarme de la realidad de cada día y del hoy, que ya no es el mío pero que sí es el tuyo.
      Voy al tema de la seguridad. Tú me lo recuerdas yt es cierto que ya comprobaba que se iba adueñando de los discursos y, por lo que comentas, sigue ganando terreno a otros aspectos de la educación, tan importante como la seguridad misma.
      Eso va a hacer que el próximo tema sobre el que escribir sea la seguridad porque me parece que tiene interés y tal vez convenga poner algunos puntos sobre algunas íes al respecto. Me encontré por la calle a Concha, tu compañera y a Alba, tu hija menor a la que, por supuesto no conocí porque ya es una mujer. A ambas las saludé como si se trataran de mi familia. Supongo que te lo habrán contado, pero yo también te lo quiero contar y pedirte que les des mis recuerdos, por favor. Un abrazo

      Eliminar
  4. Me lo contaron y Concha acaba de leer tu comentario y te manda un beso.
    Yo no sé si te acuerdas, pero cuando mi Alba tenía dos años, Concha se fue a abrir el hospital de Baza, y durante ese curso Paqui se bajaba a Alba de Arlequín a vuestro piso, donde yo la recogía al salir de Belén. Tu Alba no llevó eso demasiado bien y los celos aparecieron. Mi Alba en cambio temía que tú llegaras con tu vozarrón y tu sotabarba, como la encarnación del ogro de sus cuentos. Así que sí, hay recuerdos familiares compartidos.

    ResponderEliminar