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domingo, 10 de marzo de 2013

DIFERENTES

Recuerdo que hace años, en nuestras reuniones de militantes pedagógicos, cuando las mujeres apenas se empezaban a ver en lugares de poder, yo solía decir lo justo que sería que si somos el cincuenta por ciento cada sexo, así fueran también las posiciones de poder. A todas luces parecía una cosa insólita y hasta mecanicista. Hoy, a pesar de que existe todavía una desproporción innegable a favor de los hombres, ya no parece una barbaridad esa afirmación y sí una meta a la vista y deseable. Es más, sabemos que hay espacios sociales: enseñanza, medicina, judicatura…, en los que priman las mujeres. En aquellos primeros ochenta en los que todas las reivindicaciones estaban en mantillas y cualquiera de ellas era bien vista, quizá por lo lejana, también recuerdo que me atrevía a formular. “Me creeré lo de la igualdad del hombre y la mujer cuando veamos por la calle un hombre vestido de mujer y se vea normal”. Y es que ya por entonces, y sigue siendo así hoy, lo que se estaba produciendo no era un acercamiento hacia la igualdad sino una hominización de la sociedad. Es verdad que algo hemos avanzado, pero básicamente eso es lo que se ha producido. Nos hemos convertido todos en un poco más hombres. La filosofía del macho ha terminado por imponerse y ahora hay menos diferencias entre hombres y mujeres, entre otras cosas porque toda una serie de señas de identidad típicamente femeninas han ido desapareciendo para desgracia de todos, porque, aunque yo pueda exagerar un poco los rasgos, lo cierto es que hoy somos más pobres culturalmente hablando. Como que hay menos diversidad y son precisamente los ámbitos femeninos los que han llevado la peor parte. Vestimentas, borracheras, vicios, formas de hablar que rigen son las asociadas a la cultura machista. Las muchachas, en ese lenguaje sincrético coloquial dicen “tío”, cada vez que expresan admiración por algo. A los tres años más o menos se manifiestan las diferencias sexuales muy visibles hasta el punto de que los niños quieren estar con los niños y las niñas con las niñas. Como cada aspecto de la vida, la estructura escolar puede reaccionar de una manera que favorezca o dificulte estas tendencias naturales. Por no entrar en polémica, sólo diré que me parece muy bien que cada sexo se sienta específico y diferente al otro y que eso creo que es una riqueza para todos. Por extensión podemos decir sin miedo que la importancia no está en que los hombres y las mujeres seamos diferentes, eso es una riqueza de por sí de la que unos y otros nos podemos enriquecer. Lo que la escuela se debe preocupar es de permitir que los dos ámbitos dispongan de su espacio de realización y no terminen imponiéndose, como ha venido pasando desde siempre los aspectos masculinos sobre los femeninos. Que seamos distintos es una riqueza, lo que hay que cuidar es que ninguno esté por encima del otro, que es lo trágico. El camino de igualdad desde el respeto a la diferencia que se ha abierto significa toda una revolución de un alcance que no podemos soñar hoy, que apenas hemos visto las primeras señales. Espero y deseo que este camino que apenas se ha iniciado sea imparable en beneficio de todos. Ya vemos dificultades muy básicas como por ejemplo el lenguaje que intentamos resolver con ridiculeces como niños/as, nosotros/as, que sólo indican a mi modo de ver lo verdes que estamos todavía. Tenemos que encontrar fórmulas que nos incluyan y en las que todos nos sintamos reconocidos. Seguramente que el propio lenguaje tiene recursos para ello. Si hablamos de personas, por ejemplo, estamos incluyendo masculino y femenino y no necesitamos ridiculizar las palabras con el os/as que queda forzado sin duda. He puesto el lenguaje de ejemplo, consciente de que se trata sólo de un aspectos de los miles que habrán de cambiar en el futuro para que podamos vivir nuestras diferencias sexuales como lo que son, como una riqueza de la que todos podemos beneficiarnos.

10 comentarios:

  1. Excelente artículo.
    Algo hemos avanzado, aunque el camino es largo!

    Un cordial saludo
    Mark de Zabaleta

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  2. ¡Madre mía, Antonio! Este trayecto hacia la igualdad se antoja día a día más inaccesible.
    Y mientras entre unos y otros (bien cercano lo tenemos) necesitemos '8 de marzos' para refrescarle la memoria a los que tiran de días internacionales, mal paso llevamos, de verdad.
    Claro que hemos avanzado ¡algo! pero las diferencias, aparte las lingüísticas en español y las de si pantalones vs faldas, son tan abismales que francamente avergüenzan.
    ¿dónde está el origen de esta lacra machista?
    Pues eso.
    A vindicar derechos como personas. Valiente, Antonio, y acertado el post.

    Abrazo

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  3. Eso del as/os me parece tan ridículo que me indigna y todo, la verdad. En español siempre se había dicho que el genérico de ambos sexos (no sé si lo digo bien, hace ya muchos años que terminé de estudiar) era el masculino y NO PASA NADA. No es ahí donde hay que luchar ni que molestarse, por favor.
    De acuerdo con Pilar, no creo que lleguemos a ningún lado en muchos, muchos años, en siglos. Por otra parte, en cierto modo ahora ha surgido otro machismo secundado alegrísimamente por las mujeres, las más jóvenes más, y basta con darse un paseo un viernes o sábado noche por los lugares de reunión para ver las diferencias cada vez más abismales y, al parecer, en plan "¡a mucha honra!".
    Por otro lado, Antonio, es bastante difícil romper esquemas. Cuando yo estaba el año pasado en la guarde, recuerdo que algunos niños -varones- cogían horquillas o gomitas del suelo, perdidas por alguna niña, y nos pedían que se las pusiéramos. Ahí surgía la duda: se la pones, sí, pero luego ¿qué pasa? ¿Cómo lo va a ver la madre? ¿Estaremos "feminizando" al niño, será eso contraproducente....? Bueno, un sinfín de dudas que, como tú muy bien dices, si fuera el caso de las niñas, no surgiría para nada. Las niñas están "muy graciosas" por muy machorrillas que vayan vestidas, no pasa nada, pueden imitar al varón totalmente. Y así siempre, véase Celia Gámez, Rocío Dúrcal, en fin, las del "Pichi", que se veían hasta más sexys vestidas de chico. En ese sentido, la injusticia va para el hombre... que tampoco está mal, ya que siempre ocurre al revés en las cosas más importantes.
    Sea como sea, queda mucho, pero mucho camino por recorrer y la gente parece tener cada vez menos ganas de partirse el pecho por una causa noble.
    Un beso con resabor a lluvia, Antonio.

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    1. Te respondo aquí para hacerte el gusto sólo para alegrarme de ser el confidente de tus peroratas. Qué gusto escuchar tu cabreo interno, tus dudas y tus reflexiones frescas, espontaneas y hasta tus desconfianzas. Seguramente es verdad que queda mucho pero es impresionante poder andar el camino comentando con otras personas. Un beso amarillo, con los jaramagos maravillosos

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  4. Hola Antonio.
    Yo soy de las que defiendo la igualdad de derechos en educación y respeto.
    A mi no me gusta que una mujer se emborrache, pero es que tampoco me gusta en un hombre.
    En cuánto a ser mal habladas tampoco me gusta, pero es que la tele basura también da malos ejemplos, tampoco me gustan los hombres mal hablados.
    Y mira a veces un hombre me sujeta una puerta si me ve venir, pero yo en el portal si entro y veo venir a una persona, sea hombre o mujer hago lo mismo.
    Me gusta que los trabajos de la casa sean compartidos.
    Y en el derecho a los estudios, por supuesto que defiendo la igualdad.
    Un abrazo, Montserrat

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  5. Hola de nuevo Antonio, ya te respondí el comentario en mi Post, pero por si no lo ves, vengo a agradecerte, el que me hayas puesto este hermoso poema dedicado al jaramago, creo que es muy parecido a la ginesta, pero este tiene más pinchos ¿o estoy equivocada?.
    Un abrazo desde esta Valencia que ya huele a pólvora, Montserrat

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    1. Creo que lleva razón Manuel Ángel pero en cualquier caso te agradezco el comentario. Otro beso

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  6. Para mí que la genista es la aulaga, que sí tiene muchos pinchos; mientras que el jaramago es una variedad de mostaza que le encanta a los pájaros y no pincha nada.

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    1. Gracias por la opinión. Creo que es verdad. Espero que nos veamos en la exposición. Un abrazo

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  7. Querido Antonio !

    Excelente post el tuyo ! yo creo que hemos avanzado , y bastante-
    La igualdad ? a mi me encantaban esas peliculas donde el hombre era galante con la mujer, le movia la silla para sentarse, le abria la puerta con cortesía- Esa galanteria masculina se ha perdido....pero no del todo, todavia queda algo- en las nuevas generaciones no existe creo.
    Igualdad? siempre habra diferencias, porque somos diferentes.
    No me gustan los hombres que se emborrachan ni tambien las mujeres que lo hacen, tampoco me gustan los hombres mal hablados ni las mujeres mal habladas, me gusta el respeto y la educacion por igual, amo esa igualdad- que no quiere decirte competición.

    Gracias Antonio !!

    Un fuerte abrazo y un lindo beso

    Aurora

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