Seguidores

domingo, 19 de agosto de 2012

SÍMBOLO

Inevitablemente estos pequeños discursos semanales van siguiendo un cierto orden que, a falta de mejor división, ponemos que cronológico. Es cierto que no voy a tener empacho en volver si fuera preciso a retroceder en el tiempo en el momento en que considere que algo esencial se ha quedado por decir. Pero la verdad es que ya vamos entrando en ámbitos de la vida en los que hemos pasado casi tres años.
Y justo aquí más o menos, arranca un amplio capítulo del desarrollo que podríamos llamar la función simbólica que debe culminar hacia los ocho años habiendo realizado el recorrido mental que arranca de ser incapaces de discriminar si lo que se dice es de verdad o no, hasta ser capaces de discernir si lo que se habla se corresponde con la realidad o se está fabulando. Para empezar con una imagen bien plástica, podemos decir que un burro va volando y vemos que sin la más mínima duda un menor de tres años más o menos saldrá al balcón para presenciar el espectáculo sin poner en duda tal posibilidad ni por un momento. Y valga este ejemplo sólo como muestra, casi como emblema o chiste. En ese momento los menores se creen cualquier cosa y son capaces de asumir una realidad que confunde por completo lo que es posible y lo que no. La realidad y la fantasía no existen como elementos separados sino que para ellos forman parte de un conjunto que es la misma cosa.
Así como en el terreno de lo físico ya se han podido superar unas ciertas medidas de lo que se puede y de lo que no se puede hacer y podemos ver como tienen una cierta conciencia de los límites y del dominio de los músculos, en el terreno de los pensamientos nos encontramos con una especie de magma nebuloso en que cualquier cosa es posible y todo se encuentra dentro de las posibilidades para sus mentes. Es el tiempo por excelencia de los cuentos en los que se producen los hechos más increíbles con la misma facilidad con que se respira. Podemos estar contándoles secuencias de abandono de hijos por los padres, de que un ogro se come a las personas, de que un personaje es raptado en el bosque, de que el lobo se come a los cabritillos y después su madre se los saca de la barriga vivitos y coleando con ayuda del más pequeño que se había escondido en el reloj, de un garbancito que es comido por una vaca por estar escondido debajo de una lechuga y que dialoga con sus buscadores hasta que logra salir del vientre del animal…. Y todo sin pestañear, con la mayor naturalidad del mundo.
Hay quien entiende que no está mal edulcorar todas estas historias para vaciarlas de contenidos y de procesos crueles para que los niños no vivan secuencias tan dramáticas. Estos temas se han estudiado bastante en psiquiatría infantil y se ha demostrado con solvencia que el sentido de los cuentos infantiles precisamente lo que pretenden es meter a los niños en una serie de vivencias límite por llamarle de alguna manera, pero dentro de historias que terminan teniendo un final feliz o de solución de problemas por lo que no debemos tener reparos en este sentido porque las secuencias en su conjunto dentro de su crueldad llevan incluidas sus propias soluciones por lo que los niños terminan asumiendo las historias de los cuentos como terapias ante sus propios miedos individuales y los callejones sin salida a los que sus propias reflexiones los llevan. Seguramente que tendremos que abundar más en el contenido del proceso de simbolización que sólo hemos esbozado aquí. Dejamos por tanto sólo un boceto de ánimo para meter a los pequeños en las complejidades del mundo sin miedo porque las superaciones van incluidas en las historias que se les cuentan.

6 comentarios:

  1. Muy bien elegida la alegoría 'Pedro y el Lobo'.
    El tema de los cuentos infantiles, sin un solo reparo.
    Al menos en ellos se desarrolla la fantasía, con más o menos éxito. (Los reconocidos cuentistas así lo avalan: Los Hermanos Grimm, Charles Perrault, H.Christian Andersen, la Condesa de Ségur...)
    Para la edad adulta queda la reserva de los milagros y de las videncias.
    Interesante el tema.
    Besos abrazos

    ResponderEliminar
  2. Un tema muy interesante que sabes tratar de una forma verdaderamente directa. La personalidad del niño se va cimentando en ese momento clave de su infancia...

    Saludos
    Mark de Zabaleta

    ResponderEliminar
  3. Maravillosa esta etapa q los que trabajamos con niños revivimos en cada cuento que contamos o en cada historia medio fantástica medio real q les escuchamos. M del mar.

    ResponderEliminar
  4. Hola querido Antonio !

    Poco importa que el cuento sea verdad o no lo sea, los niños saben si es asi, o no lo es- son mas listos que uno-
    Una vez contaba yo un cuento en clase, sobre un perrito que era de color azul, y una de las niñas ( tres años ) me dijo: no hay perritos azules, los perros son marrones, negros, o blancos, no azules...y yo le dije, pero esto es un cuento, y este perrito si, es azul, por que es fantasía- y ella seguía ....pero no los hay azules :)))) otra vez mientras le daba de comer a mi nieta de dos años puse a la muñeca al lado, y hacia que le daba de comer también, y le decía a Alicia ( mi nieta) mira como come la muñeca que glotona, y ella riendo me dijo_ pero abuela, no ves que es de plástico ! no come !!!! y yo le dije, claro, no come, pero es un juego, ya lo se abuela, me dijo- Con dos años !!!!! y seguiria contandote historias hasta el infinito y mucho mas :)))
    Saben los niños perfectamente distinguir la realidad de la fantasía, en la mayoria de los casos- hablando,claro de niños sanos y sin problemas-
    a un niño le cuenta un cuento sin reparo y se suele quedar tal cual, somos los adultos los que lo complicamos todo.
    Excelente tema Antonio querido, siempre me encanta leerte, escucharte, es un verdadero placer amigo mío.
    Te mando un fuerte abrazo y un mas fuerte beso

    Aurora

    ResponderEliminar
  5. Agradezco tu visita querido Antonio, tus comentarios y tu encanto personal. Es realmente hermoso saber que estas ahí. Gracias !
    Escribo menos por que estoy de vacaciones, me las he tomado en serio esta vez, disfruto con la familia y conmigo misma también, hago lo que me gusta ( leer me encanta ) y ahora con la nueva nieta me siento mas completa aùn, dicen que tiene mis ojos :) bueno, que se parecen a los míos, no se, yo al ser tan pequeñita ( 15 días ) no le encuentro parecido todavía. Ya se vera. Lo que si, genio tiene, eso me gusta mucho !!!
    Ahora estamos disfrutando en Coruña de la Feria Artesanal, me voy a dar una vuelta nuevamente por ahí, dentro de un rato, hay un par de cosas a las que le he echado un ojo y ya sabes cuando eso sucede, las mujeres somos persistentes :)
    Te dejo, hasta la próxima visita, con un fuerte, fuerte abrazo y muchos besos, con mucho cariño Antonio.
    Aurora

    ResponderEliminar
  6. Hola Antonio.
    ¡Que bonitos eran los cuentos cuando los abuelos los contaban alrededor del hogar!.
    Hace un tiempo hice un taller de lectura psicológica.
    A mi me tocó analizar el cuento de Blancanieves.
    Entonces me di cuenta que cada enano tenía su defecto como los 7 pecados capitales.
    La inocente Blancanieves, perdió la conciencia al comer la manzana, precisamente una manzana y no podía ser otra fruta, pero se ve que este fruto es la tentación.
    Bueno el final del despertar de Blancanieves, podría ser el despertar de la conciencia.
    Sabes que, prefiero no buscar los pies al gato y quedarme con la inocencia de mi niña interior.
    Aunque todos los cuentos y fábulas entrañan una enseñanza.
    Ves Antonio, que "rollera" que soy.
    Te mando un beso desde Valencia, Montserrat

    ResponderEliminar