Seguidores

domingo, 12 de febrero de 2012

GATEO

Ya he dicho muchas veces que el concepto COMO NIÑOS, bajo el que se cobijan estos articulillos que promuevo en mi blog del mismo nombre, me interesa por su ambigüedad y porque, con la excusa de los niños, me permite urgar en mi vida, en mis vivencias y espero y deseo que también en todas las de las personas que tienen a bien leerme. Vamos asi desgranando las secuencias básicas del crecimiento que no son sino maneras de ahondar en nosotros mismos, de ofrecer propuestas o ideas para la crianza, por si alguien las encuentra de alguna utilidad.


Las personas que nacen más o menos sanas, todas terminan andando por su propio pie alrededor del año de vida. Esto es así, no porque lo haya dicho nadie sino porque la realidad de cada día nos lo está demostrando y ante un hecho no caben argumentos. Pero hay muchas formas de iniciarse en la marcha y cada una de ellas tiene repercusiones para quien lasvive, yo diría que para toda su vida. Por simplificar describirté un menor cuya familia, en cuanto lo ve ponerse en pie más o menos, en el parque por ejemplo, ya lo está cogiendo e invitándo a que dé los primeros pasos por sí solo. El menor entra en pánico inicialmente, como es lógico, pero ante la insistencia de sus seres cercanos, termina venciendo sus miedos y sus dudas y poco a poco, a base de muchos culetazos, termina por mantenerse en pie y consigue andar por sí solo. Esta supongo que es una forma de iniciación muy conocida, probablemente la que más.


Pero no es la única. A los pocos meses de vida, prefiero no concretar porque me da pánico que alguien los adopte como norma, pero sobre los ocho, nueve o así, nos podemos dar cuenta de que el menor, si se lo permitimos y lo dotamos de espacio suficiente, es capaz de desplazarse por sí mismo para encontrar lo que desea, gateando. Si somos capaces de soportar nuestra propia ansiedad y le permitimos que viva por sí mismo, el menor va a adoptar esta forma de desplaamiento como hábito y, a poco que lo observemos, nos vamos a dar cuenta también de cómo progresa y de qué manera sus movimientos se van haciendo más seguros, más precisos y más rápidos. No sé si va a terminar andando tan pronto como el del caso anterior o no. Lo que sí puedo asegurar es que es fácil que un día lo podamos ver dando los primeros pasos por sí sólo o con muy poca ayuda por nuestra parte y, sobre todo, con mucho menos miedo.


Son dos casos que he puesto muy diferenciados porque me valen para lo que quiero ofrecer como moraleja de esta historia. El menor que ha dependido casi exclusivamente de sus mayores para andar ha asumido un nivel de angustia y de dependencia muy superior al segundo, que ha ido experimentando con sus propias capacidades y dándose cuenta de que es capaz de alcanzar lo que pretende si se esfuerza lo suficiente. Esto es así, sin más. Pero no sería demasiado destacable si la cosa terminara en la secuencia de andar y listo. Pero la realidad es un poco más compleja. El menor dependiente va a pretender que el resto de las adquisiciones que necesita para sobrevivir, que son muchísimas, le lleguen por el mismo procedimiento y reclamará en todo momento la intervención de los adultos, mientras que el que llegó por sus propios medios intentará experimentar ese mismo procedimiento para las otras adquisiciones que necesite. Y ahí sí que ya podemos ver que la importancia se extiende en el espacio y en el tiempo hasta unos niveles difíciles de cuantificar.

4 comentarios:

  1. Es la dependencia enfocada desde una curiosa perspectiva...una especie de "deuda" que queda grabada en el cerebro !

    Un cordial saludo
    Mark de Zabaleta

    ResponderEliminar
  2. Mi dulce nieta lleva un mes gateando y cuando me acerco a ella es como que pide ponerme a su altura, el mundo de los niños es algo especial que en cada uno nos muestra sus diferencias. Buena entrada.

    ResponderEliminar
  3. Qué dificil es asumir que antes de andar deben caerse, ¿verdad?

    ResponderEliminar
  4. Aún está por determinar si gatear es síntoma de inseguridad innata o antesala de un andar perfectamente organizado por la mente infantil.
    Hay criterios y experiencias para todos los gustos.
    Nadie, haya gateado o jamás haya gateado, escapa de haberse caído ¡Al menos una vez en la vida!

    ResponderEliminar