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domingo, 1 de enero de 2012

JUGUETES

A estas alturas de la vida muy pocas conmemoraciones me llaman la atención como no sea la de simplemente vivir. Pero es cierrto que uno no vive sólo y que este tiempo está dispuesto de modo que, entre vacaciones y todo el mercadeo que nos domina los niños tengan una cita con sus regalos, con los juguetes en definitiva. Bien es verdad que a medida que hemos ido universalizando la noción de fiesta y de regalo, el verdadero sentido escepcional de este acontecimiento va perdiendo valor. E sentido va ligado a la rareza. Todos los días no podemos sentir como algo inaudito lo que se está repitiendo y es verdad que ya cualquier cosa tiene aparejado un regalo y alcanza la categoría de fiesta.


El juguete más atractivo para cualquier bebé es él mismo, su propio cuerpo. Muy pocas veces hemos disfrutado de nuestro cuerpo. Hemos vivido tradicionalmente en una cultura para la que el cuerpo es sinonimo de pecado y había que ocultarlo a cualquier precio. Los adutos tenemos poco arreglo a estas alturas, como mucho, recuperar en la medida que seamos capaces el placer de contemplarnos sin miedo, sabiendo que somos nosotros y que todo lo que somos y lo que tenemos podemos usarlo sin miedo para nuestro propio placer o para los demás. Es importante que los niños dispongan der su cuerpo en libertad para poder moverse, para poder tocarse y para contemplarse cuando puedan hacerlo, que no es antes de un año largo. Hasta entonces no saben a quien pertenece lo que tocan.


El cuerpo de sus seres queridos. Los sentidos decimos que son cinco. Cinco son los que conocemos. Hay más, pero, en cualquier caso, también esos cinco tienen niveles: desde el más extenso y más superficial, la vista hasta el más cercano y más intenso, el tacto, hay toda una gama de calidades que nos aportan distintos niveles de placer y de conocimiento. Es fácil que los niños nos vean o nos escuchen pero no lo es tanto que nos acerquemos suficiente como para oler nuestros cuewrpo o acariciarnos más allá del momento de saludo o de la despedida. Parece como si hubiera un miedo ancestral al elemento de placer que implica la caricia en sí misma- Estaría bien que aprendiéramos a dar todo lo que somos capaces y también a recibir. En el intercambio con los niños puede sedr mucho más útil para el menor que para el adulto. Aunque no fuera más que por eso valdría la pena convertirnos en juguetes los unos para con los otros.


Los objetos. No tienen demasiada importancia los que nosotros reconocemos con la acepción de juguetes. No digo que no valgan la pena. Lo que digo es que, en cualquier caso, después de nuestros propios cuerpo y de los cuerpos de las personas a las que amamos. Si somos capaces de mirar con cierta objetividad y lucidez nos daremos cuenta de que los juegos de los pequeños con juguetes, con objetos elaborados para su entretenimiento, tienen una cierta intención de que nos dejen en paz algunos ratos. Unas veces se consigue, es ciewrto. Pero no tarda mucho tiempo en que los menores terminen despreciando las cosas que les ofrecemos y nos reclamen de mejor o peor grado, que de todo hay, lo que verdaderamente les importa y es, bien su propio cuerpo o bien nuestra presencia que tiene un enorme valor como objeto con el que interrelacionarse y con el cual identificarnos y dar y recibir placer. Un placer que nunca podrá llegar por el camino de un objeto, por más elaborado que se pretenda.

3 comentarios:

  1. Buenos días Antonio:
    Dices unas cosas muy interesantes en las que no había reparado demasiado pero, sobre las cuales, probablemente tengas, razón. el juego para el niño lo es todo y el mejor juguiete de todos lo tiene tan cerca de él. Un abrazo y Feliz año.
    Primitivo

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  2. Que facil es asentir cuando te leo, y que dificil recordarlo lo compartido cuando hay que envolver los regalos.

    Gracias por tus reflexiones y Feliz Año

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  3. Juguete es a juguetear como juego a jugar.
    Está clara la intencionalidad de uno y otro en las preferencias de los niños vs las de los adultos.
    Que nunca decaiga el uso del juguete.
    Del acercamiento, tacto y contacto está todo perfectamente comprendido. Jamás decaigan, por lo mismo.

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