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domingo, 10 de abril de 2011

POR MÍ

Los lenguajes de la persona recién nacida no se ajustan a los parámetros de los que somos más mayores. Se encuentran demasiado ligados a las sensaciones de placer y dolor, de extrañeza, de sorpresa, … sensaciones que nosotros ya hemos abandonado de nuestra primera línea. Los pequeños reaccionan a base de llanto o de movimientos de acercamiento y rechazo y en ningún caso aparece el componente de la palabra. Pero los adultos que se encuentran cerca tienen necesidad de encontrar formas conocidas a esas reacciones y les van poniendo palabras a las reacciones elementales de los pequeños. Así se crean las historias y las versiones que terminan por ser creídas y por ser esgrimidas como verdades por los mayores, cuando en origen no fueron sino interpretaciones más o menos arbitrarias de secuencias que los pequeños produjeron.


Y es que quizá no hay otra manera de encontrar formas a lo que pasa que ponerle palabras, con el riesgo, naturalmente, de que lo que contamos que está pasando se encuentre cerca de la realidad o completamente ajeno a ella. Pero es que la propia realidad hay que crearla a partir de las secuencias de palabras con las que nosotros nos arriesgamos a definirla. No hay que tener miedo, por tanto, a poner palabras en las secuencias que se van viviendo con los pequeños, pero es evidente que hay que ser conscientes de que el relato que nosotros vayamos creando al respecto va produciendo una realidad concreta, una forma de interpretación de lo que pasa y una cierta relación entre quien provoca las vivencias, que hoy no habla pero que mañana hablará, una vez que haya interiorizado nuestro discurso, y la realidad misma, informe en un principio pero que también va tomando forma en la medida en que nosotros la vamos definiendo cada día.

Porque querámoslo o no, el valor que una vez le demos a un hecho, llanto, por ejemplo, mañana va a tener el mismo mas o menos y con la repetición se va a terminar haciendo norma, de modo que cuando el pequeño quiera acordar, se va a encontrar con que valora el hecho del llanto según lo que lentamente le hemos ido introduciendo a través de las palabras con que nosotros lo hemos ido definiendo. Lo mismo podemos hablar de otros signos que nos inquietan y a los que nos vemos obligados a buscar definición: limpieza, alimentación, sueño, contacto físico…

El mundo de las palabras no va incluido en el bebé. Somos los adultos los que vamos introduciendo todo ese mundo y ese baremo asociado a la producción de sus vivencias, pero con el tiempo serán los discursos sobre esas vivencias los que terminarán imponiéndose, unas veces con razón y otras si ella. Si el pequeño se siente reflejado en lo que se cuenta sobre él, se quedará conforme. En caso contrario podremos darnos cuenta de que sus manifestaciones nos estarán diciendo, si queremos escucharlo, que el discurso elaborado no es válido y que tenemos que encontrar palabras más acordes con los sentimientos que en él se suscitan o, de lo contrario, no se sentirá representado en lo que estamos diciendo de él.
En los primeros tiempos puede resultar fácil encontrar un discurso con el que el niño pueda estar conforme. En la adolescencia, este cometido puede resultar muchas veces, sencillamente imposible.

10 comentarios:

  1. Antonio,querido amigo,¡me encanta como escribes¡.Es en realidad lo que sucede cada dia con pequeños y adolescentes,pero que muchas veces no nos detenemos a analizalo.Me alegra poder visitarte.Besos.

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  2. Buenos días Antonio:

    Es verdad lo que escribes.


    Pienso que por esto hay que tratar a los pequeños/as con cariño y atenderles en sus necesidades y educarlos en valores.

    Yo estoy orgullosa de como me educaron mis padres.

    Besos, Montserrat

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  3. "Los lenguajes de la persona recién nacida no se ajustan a los parámetros de los que somos más mayores..."
    Pues, ellos no tienen que ajustarse, expresan la realidad innata que los mayores aún comprenderíamos, si no hubiéramos puesto etiquetas a todo. El ajuste es una cuestión de orden práctico humanamente posible, y la naturaleza es un caos que la palabra logra tipificar para darle la valoración adecuada y promover la actuación en consecuencia. Pero, atarse, a rajatabla, a un manual es alejarse del niño. Hay que aprender a escucharlos y valorar para tomar decisiones adecuadas a cada persona, sin momificar a ningún componente de esa relación de comunicación.
    http://enfugayremolino.blogspot.com/

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  4. Hola Antonio ! como siempre tu post lindo, tierno y reflexivo.

    Las palabras sembradas con amor y paciencia florecen en el adolescente y en el joven maravillosamente. Hablarle al niño como si realmente nos entendiera todo ( que lo entiende todo ) es algo hermoso, cantarle canciones, decirle lo guapo que es, y tambièn escucharlo mucho a èl, los bebes intentan comunicarse con nosotros y debemos saber oirlos, a veces son muy claros :)
    Si asi lo hacemos, estamos construyendo un adolescente sano y feliz y un adulto igualmente feliz y armonioso. Todo esta en la infancia, ahì empieza todo, es la base de la semilla que esta creciendo.
    Bello post Antonio querido amigo. Un placer.

    Un beso

    Aurora

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  5. Pienso que los padres proyectan en los hijos su propio sentir, y de ahí la interpretación de las manifestaciones emocionales del niño, poniéndoles las palabras que creen.
    En la adolescencia comienza el desprendimiento y quiere ser el mismo, es ahí cuando empieza a cuestionar la "información" recibida de los padres. Cuanto menos haya estado condicionada la "información" por la proyección, menos contradicciones encontrará, y si esta ya está muy interiorizada, pues seguirá "el camino" que le han trazado.
    No se si me habré explicado bien, no es fácil por este medio.

    Un abrazo
    Mercedes

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  6. Como siempre me haces reflexionar, es un post precioso.
    Es sabido que el lenguaje que mantenemos con los bebes surge de nuestro amor hacia ellos, esos mimos, esas caricias y esos besos son nuestro lenguaje. Intentamos satisfacer sus necesidades a base de gestos y palabras....le hablamos, le cantamos etc.
    Siempre he hablado mucho con mis hijos desde muy pequeños, les he puesto música para relajarlos, y les he dado masajitos para calmarlos. Pero cuando llegan a la adolescencia la cosa se complica, ya impera en sus vidas el entorno ambiental, sus amigos, su entorno escolar....sigo hablándoles mucho pero ya llegan a una edad que es muy complicado hacerles entrar en razón, pero no cedo ni me canso de estimularlos tanto oralmente como con demostraciones de amor.

    Un abrazo

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  7. hola amigo,lo siento no haber podido visitarte como mereces!!!estoy muy ocupada .Te felicito por todo que veo esta maravilloso.Besos y hasta pronto.

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  8. Buenas noches mi estimado amigo, con todo el respeto que te mereces, déjame decirte que estas muuuu guapo en la foto del perfil, me gustaría llegar a tener esos copos de nieve en mi cabeza :)
    ***********
    Nunca la Ausencia es parte del olvido, Quien te Quiere cada día,
    Podría no escribir muy seguido en tu blog,
    no verte, No hablarte, pero jamás olvidarte.
    Tú que opinas???
    Besos de Tu amiga
    ¡|i¹i|¡,       ,¡|i¹i|¡,      ,¡|i¹i|¡,
    ¹i|¡,¡|i¹     ¹i|¡,¡|i¹     ¹i|¡,¡|i¹

    (¯`v´¯)
    `•.¸.•´
    ¸.•´¸.•´¨) ¸.•*¨)
    (¸.•´ (¸.•´ .•´¸¸.•´¯`•->
    ♥ƸӜƷ SOYPKS ƸӜƷ♥

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  9. Soypks, gracias por tus hermosas palabras. Se ve que me miras con buenos ojos. De la ausencia y de lo demás, opino que estoy de acuerdo con lo que dices. Se muere nuestra madre y ya no está, pero es imposible olvidarla. Se aleja en el tiempo y parece que la sentimos menos, pero es sólo producto de la perspectiva. En cuanto la traes a la memoria, su imagen crece hasta su tamaño real. He dicho la madre, pero podría decir algún otro ser o suceso importante en nuestra vida. Un beso

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  10. Querido Antonio, cada día que entro a tu pequeño rincón encuentro sorpresas, el formato, las fotografías... que van dando un nuevo aire a tu casa, pero lo que no cambia es la intensa e inmensa sabiduría con que tratas los temas, esclarecedora continuación de tu dilatada experiencia.
    Siempre he puesto en práctica con los pequeños, en esa dífícil etapa de sus primeros pasos por el lenguaje, la asociación de sus manifestaciones con las palabras que posteriormente iban a encontrar en su mundo de adultos, si señalaba a un perro, le llamábamos perro y no buscábamos palabras más onotomatopéyicas o más gráficas, los peluches eran de los colores reales que tenían esos animalitos en la naturaleza y así fuimos creando un mundo de "realidades" a su medida que fueron cristalizando en un lenguaje amplio, rico y sin blandenguerías en cuanto empezó a hacer sus asociaciones.
    No sé si sí corrí el riesgo de que perdiera algo de riqueza infantil durante su niñez, pero las directrices fructificaron en un lenguaje rico y amplio con el que contactaba sin problemas desde su más tierna infancia.
    (quizá tuve suerte, no lo sé)
    Gracias por tus exquisitos textos y la sabiduría que cada día compartes.
    Un beso.

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